sábado, 2 de abril de 2011

un recuerdo de georges perec*


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Me acuerdo que el día después de la muerte de Gide, Mauriac recibió este telegrama: El infierno no existe. Suéltate el pelo. Stop. Gidé.**


*de su Me acuerdo (Je me souviens). Perec dice de ellos que: Los Me acuerdo son pequeños pedazos de cotidianidad que fueron vividos y compartidos y luego olvidados. Sin embargo, de repente regresan, por azar o porque han sido buscados entre amigos una noche: es algo que aprendimos en el colegio, un campeón, una canción, un cantante, un escándalo, un slogan, un traje o una costumbre, totalmente banal, que por un milagro es arrancada a su insignificancia y es reencontrada por unos instantes, provocando unos segundos de una impalpable y pequeña nostalgia.


**Aquí encuentro que Gide y Mauriac, los dos Premio Nobel, no dejaron de polemizar durante décadas. Edgardo Cozarinsky recoge en su libro Museo del chisme que cada vez que Gide viajaba al norte de África y se acostaba con algún joven acostumbraba a confiarle que él era un hombre muy conocido en Francia, un escritor famoso, y que sería bueno para el muchacho tener su nombre bien presente a la hora de establecer contactos íntimos con otros ocasionales turistas sexuales europeos: No te olvides: diles que estuviste con François Mauriac (tremendo teniendo en cuenta que Mauriac no era homosexual y sí un ferviente católico). Y también recoge la historia a la que se refiere Perec en su Me acuerdo de que el 20 de febrero de 1951, un día después de la muerte de Gide, Mauriac recibió un telegrama que decía textualmente: L’enfer n’existe pas STOP Tu peux te dissiper STOP Préviens Claudel STOP Signé: André Gide (El Infierno no existe STOP Podés relajarte STOP Avisale a Paul Claudel STOP Firmado: André Gide). Desechada la autoría del propio Gide, el telegrama ha sido atribuido a varias personas como Jean-Paul Sartre o Anne Marie Cazalis o (al que parece más probable) Roger Nimier.


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