*Georges Perec le dedica uno de los 480 recuerdos que recoge en su Me acuerdo (el 327 concretamente) a Théo Sarapo. Me acuerdo de Théo Sarapo escribe. Y la verdad es que yo también (es un personaje adorable). Fue el último gran amor de la cantante francesa Edith Piaf. Se conocieron en 1962. Ella tenía 47 años y él 26. De origen griego, reguapo y peluquero de profesión, cambio su nombre real (Théopanis Lamboukas) por el de Théo Sharapo (que en griego significa te amo) por deseo de su amada. Edith Piaf lo convirtió en cantante y a dúo interpretaron temas como éste A Quoi Ça Sert L´Amour? (¿Para qué sirve el amor?), que sirve de excusa a Louis Clichy para realizar este corto de animación tierno tierno y bonito a rabiar que vi hace algún tiempo y me gustó mucho (pinchando aquí, un vídeo con ellos de carne y hueso interpretando esta misma canción). Acompañó a Edith Piaf en sus últimos años, sosteniéndola, literalmente, en el escenario y en la vida. A su muerte en 1964 fue nombrado su heredero universal, heredando, en realidad, una importante cantidad de deudas. A partir de aquí las versiones sobre él difieren. Por un lado están quienes lo presentan como un hombre enamoradísimo y dolorido que, una vez satisfechas todas las deudas heredadas, se suicidó estrellando su coche en 1970 y por el otro están quienes niegan la mayor: su enamoramiento, su dolor, su pago de las deudas, su suicidio. Yo me quedo, de todas todas, con la primera versión (puede que el amor se pueda fingir medio bien, pero disimularlo es prácticamente imposible; para lo primero sobra con saber mentir; lo segundo exige un tributo de dolor muy alto). Fue enterrado junto a la cantante en el cementerio de Père-Lachaise. Y ahí seguirán los dos (digo yo).
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