viernes, 5 de abril de 2013

un poema de pier paolo pasolini*



Venti pagine di diario (1948-1949) 

Lo que no expreso muere. 
No quiero que nada muera en mí. 
Mi orgasmo es consumirme 
hasta los detritos de la locura
mi orgasmo es ahorrarme,
no perder una lágrima...
Me sacude una fiebre de maníaco
ante la idea de llegar tarde
de perder un instante: demasiada vida
debe afrontar este vivo
que yo nutro sin tener fuerzas.

*el poema lo he sacado de aquí. La foto es la primera página de este libro que empecé a leer anoche y que tiene una pinta estupenda. Los últimos versos el escalofrío de quien sin esperarse 
se encuentra.


jueves, 4 de abril de 2013

un poema de ahmad shamlú*





Pensar...

Pensar 
en el silencio.

El que piensa
necesariamente cierra los labios
pero cuando el destino
herido e inocente
lo llame para dar testimonio
hablará con mil lenguas.

*la traducción es de Clara Janés y de Sahán y Ahmad Taherí.

lunes, 25 de marzo de 2013

un poema de david mayor





Desnudo sentado

Como lectura de un libro
que revela quiénes somos,
te miro en ese cuadro
antes de que tú lo veas
y me mires:

la exigencia inexcusable
de encontrarnos.
Así de sencillo, así de laborioso. 


viernes, 15 de marzo de 2013

un poema de jesús hilario tundidor




Piso amueblado

(alquiler)

ESA cama no tuya donde hoy duermes
bogando entre el esparto de los sueños de un color desvaído
sin cisnes y sin árboles ni plácidas muchachas  por los ámbitos de su redondez amarilla.
Esa alcoba que nunca conoció el abrigo tibio de la comodidad,
de sórdida papelería barata como un encantamiento contra la ruina y la miseria,
bajo cuyo velamen yace el descolor que muerde o la humedad que caría,
que nos recuerda las salas principales de ciertos prostíbulos pobres
en los que se insinúa, bajo apariencias de deseo, la contención del orín,
el envejecimiento de la alegría o el progresivo deterioro del sexo.

La cocina, sin sol ni sal, con su olor monótono de patata y su ocre pastosidad de sémola removida
o su espesura de desagüe por el que emerge
desde la flora ácida de las cañerías el remotísimo aroma de las cloacas
con su persistencia de intuiciones de roedor gris con carnosidades tumorosas.
(Ay, ese olor, ese olor inolvidable en las noches de la tormenta...)
O aquellos fragaderos de granito en su estupor de mineral aceitoso que nunca es aniquilado por el estropajo.
Y la nevera, que conserva y enfría
únicamente el alimento nutritivo de la tristeza desamparada,
envuelta por un halo de una casi blancura conmovedora en su nostalgia de electrodoméstico envejecido,
de electrodoméstico jubilado con su decoración de azulenca ternura, sus borlas de óxido,
sus hongos amarillos en la senectud irreversible de los desconchones.
Así esta lavadora, coja de tiempo,
que no puede salvarnos del funeral de los días marchitos prendidos
en la hendidura de los deshilachados de la ropa más sucia, lavandera
sin ribera ni aceña para lavar la libertad, el olvido o la muerte,
que mientras canta llora removiendo en su cauce o útero
el ropaje inconcluso de recuerdos roídos que nunca aceptarán el detergente bíodegradable.

Como nunca aceptaba el escándalo de la luminosidad, las historias del cielo, la vida,
el comedor aquel cuyas cortinas violetas encanecían a la sombra de su tercipelo desposeído,
desplomando su pesadez inhabitada sobre la múltiple soledad de los terrazos muertos
en aquella balada de desolación que callada recorría amante
los muebles mancos, desdentados, solemnes y sonoros, en los que la carcoma,
llegada desde un funesto nido de compraventa y almoneda nocturna,
fue el único comensal que se nutrió en el hosco festín de la decadencia.
Y la ventana, viuda, ciega, introvertida
donde nunca asomaron los árboles ni los pájaros, ni la felicidad.

PERO no hablemos más. No describamos el precipicio
del reino de la nieve en que cae nuestra alma, el áspid desengaño, la época del humo.
Si siempre amé la extensión infinita de una patria más justa,
¿qué hago yo aquí viviendo por las estrías del despojo, en los herrajes
del caballo miseria, sobre la edad adulta de la muerte y el moho?
¿Lo he merecido? Pues si todo fue extraño
me consoló la espera de la palabra en la carne del cántico,
y así nada pedí y ofrecí aquello
que tuve: el verso
fiel en cuya piel inmersa iba mi vida, por demás poca cosa.
Aún así lo perdono. Y en tanto aurora el sueño
hago memoria de este tiempo cano
igual que cierto rey en el exilio
despreciando a sus súbditos.

Valencia 1985.


sábado, 9 de marzo de 2013

un poema de carmen camacho




Las de este pueblo no podemos ser
sino así
Idéntica a la vecina
cada mañana me entallo la armadura
salgo a la calle me erijo vociferio
voy dejando a toda prisa en los buzones
el folleto explicativo de mi fuerza
Alzo la casa a pulso
amamanto a una impresora
meto el dedo a presión en las rendijas
doy golpes en la barra de los bares
Las de este pueblo somos fuertes por ley
Este no es un sitio de nenazas
Hacer oficio de dulzura
es un acto a todas luces reaccionario
Sin embargo en ocasiones
hemos visto mujeres
hablar con cálida voz
temblar al decir te adoro
ir por la calle sin máscara
de pestañas
llorar sin acudir a los mortuorios

Son muchachas forasteras
muy raras

y no sé cómo se atreven

martes, 26 de febrero de 2013

un poema de lêdo ivo



Los pobres en la estación de autobuses

Los pobres viajan. En la estación de autobuses
levantan los pescuezos como gansos para mirar
los letreros del autobús. Sus miradas
son de quien teme perder alguna cosa:
la maleta que guarda un radio de pilas y una chaqueta
que tiene el color del frío en un día sin sueños,
el sandwich de mortadela en el fondo de la mochila,
y el sol del suburbio y polvo más allá de los viaductos.
Entre el rumor de los alto-parlantes y el traqueteo de los autobuses
temen perder su propio viaje
escondido en la neblina de los horarios.
Los que dormitan en las bancas despiertan asustados,
aunque las pesadillas sean un privilegio
de los que abastecen los oídos y el tedio de los psicoanalistas
en consultorios asépticos como el algodón que tapa
la nariz de los muertos.
En las filas los pobres asumen un aire grave
que une temor, impaciencia y sumisión.
¡Qué grotesco son los pobres! ¡Y cómo molestan sus olores aun a la distancia!
No tienen la noción de los conveniente, no saben portarse en público.
El dedo sucio de nicotina restriega el ojo irritado
que del sueño retuvo apenas la legaña.
Del seno caído e hinchado un hilillo de leche
escurre hacia la pequeña boca habituada al
lloriqueo.
En los andenes van y vienen, saltan y
aseguran maletas y paquetes,
hacen preguntas impertinentes en las ventanillas, susurran palabras misteriosas
y contemplan las portadas de las revistas con
aire espantado
de quien no sabe el camino del salón de la vida.
¿Por qué ese ir y venir? ¿Y esas ropas extravagantes,
esos amarillos de aceite de dendé que lastiman la vista delicada
del viajero obligado a soportar tantos olores incómodos,
y esos rojos chillantes de feria y parque de diversiones?
Los pobres no saben viajar ni saben vestirse.
Tampoco saben vivir: no tienen noción del confort
aunque algunos de ellos tengan hasta televisión.
Verdaderamente los pobres no saben ni morir.
(Tienen casi siempre una muerte fea y de mal gusto)
Y en cualquier lugar del mundo molestan,
viajeros inoportunos que ocupan nuestros lugares
aun cuando vayamos sentados y ellos viajen de pie


*traducción de Maricela Terán


viernes, 22 de febrero de 2013

un poema de marina tsvetáieva






Poemas al huérfano

Un niño caminaba por la calle,
tiritaba, se iba volviendo azul.
Una anciana caminaba por la calle,
compadeció al niño...

6

Por fin he hallado
al imprescindible para mí:
alguien me necesita,
sin mí se moriría.

Lo que es para el ojo el arco iris,
lo que es la tierra para el trigo,
es para alguien la necesidad
de otro, en sí mismo.

Más que la lluvia y el arco iris,
más que mi propia mano, preciso
que a alguien le haga falta
poner su mano en la mía.

Más grande que el Ladoga,
más fiel que la montaña,
que alguien necesite
darle a mi mano su herida.

Y porque con tu llaga
me haces don de tu palma,
mi mano, ahora mismo,
pondría en el fuego por ti.


*la traducción es de Mónica Zgustova y Olvido García Valdés

jueves, 14 de febrero de 2013

un poema de nazim hikmet



Carta a Vala Nureddin
 
Hermano mío,
enviadme libros con finales felices
que el avión pueda aterrizar sin novedad, 
el médico salga sonriente del quirófano, 
se abran los ojos del niño ciego, 
se salve el muchacho al que mandan fusilar, 
vuelvan las criaturas a encontrarse las unas con las otras, 
y se den fiestas, se celebren bodas. 
¡Que la sed encuentre al agua, 
el pan a la libertad! 
Hermano mío, 
enviadme libros con finales felices, 
esos han de realizarse
al fin y al cabo.

  (17-3-1946)

*la traducción es de Solimán Salom.

martes, 12 de febrero de 2013

un poema de gloria fuertes





Cristales de tu ausencia acribillan mi voz,
que se esparce en la noche
por el glacial desierto de mi alcoba.
-Yo quisiera ser ángel y soy loba-.
Yo quisiera ser luminosamente tuya
y soy oscuramente mía.


lunes, 11 de febrero de 2013

un poema de giorgos seferis




XXIV

Aquí terminan las labores del mar, las labores del amor.
Aquellos que alguna vez vivirán aquí donde hemos terminado
si acaso la sangre se vuelve negra en su memoria y se rebalsa
que no nos olviden, fatigadas almas entre los asfódelos,
que vuelvan hacias las tinieblas las cabezas de las víctimas:

Nosotros que nada tuvimos les enseñaremos la calma


*la traducción es de Pedro Ignacio Vicuña


miércoles, 6 de febrero de 2013

un poema de john ashbery



En la granja del norte
 
En algún sitio alguien viaja furiosamente hacia ti,
a una velocidad increíble, durante el día y la noche,
bajo la ventisca y el calor del desierto,
cruzando torrentes, atravesando angostos desfiladeros.
¿Pero sabrá dónde encontrarte,
reconocerte cuando te vea,
darte lo que tiene para ti?
Aquí no crece apenas nada,
aunque los graneros estén repletos de sacos
de harina amontonados hasta el techo.
Los arroyos fluyen suaves, cebando los peces;
las aves oscurecen el cielo. ¿Es suficiente
tener preparada la fuente de leche por las noches,
que pensemos en él algunas veces,
algunas veces y siempre, con sentimientos confusos?


*la traducción es de Alejandro Valero

martes, 5 de febrero de 2013

un fragmento de who is me, poeta de las cenizas, de pier paolo pasolini



y aquí
yo, pequeñoburgués que lo dramatiza todo,
tan bien educado por una madre de dulce y tímida alma
[...] de la moral campesina
quisiera hacer un elogio
de la inmundicia, la miseria, la droga y el suicidio:
yo, poeta marxista privilegiado,
que posee intrumentos y armas ideológicas para combatir
y suficiente moralidad para condenar el puro acto de escándalo,
yo, hondamente respetable,
pronuncio este elogio, porque la droga, el asco, la rabia y el suicidio
son, junto con la religión, la única esperanza que queda:
contestación pura y acción,
con la que se mide la enorme sinrazón del mundo [...].


*la traducción es de Marcelo Tombetta



lunes, 28 de enero de 2013

la velocidad de la mirada*




Tan rápido recorren mis ojos
la pradera
que incluso en invierno alcanzan
la primavera.


*[un poema chippewa, América del Norte], es una de las perlas que me voy encontrando en De la poesía, de T. S. Norio, una alegría en este invierno tan invierno (el autor indica que encontró este poema en Raíz de fresno infeliz. Una antología de poesía primitiva, editada por Martín López-Vega para la Diputación de Málaga en el año 2009)

sábado, 26 de enero de 2013

dos aforismos de franz marc

 



10
 
Las más grandes azañas siempre se producen inconscientemente, con pequeños pretextos. El ser humano no es lo suficientemente dios como para querer historia. Pero la hace.
 
82
 
Vi la imagen que se refracta en los ojos de la gallineta cuando se sumerge en el agua: los miles de anillos que engastan todos los detalles de la vida, el azul del cielo susurrante que bebe el mar, el extático emerger en otro lugar. Reconoced, amigos míos, lo que son los cuadros: un emerger en otro lugar.

viernes, 25 de enero de 2013

un poema de vicente aleixandre



Canción a una muchacha muerta

Dime, dime el secreto de tu corazón virgen,
dime el secreto de tu cuerpo bajo tierra,
quiero saber por qué ahora eres un agua,
esas orillas frescas donde unos pies desnudos
se bañan con espuma.

Dime por qué sobre tu pelo suelto,
sobre tu dulce hierba acariciada,
cae, resbala, acaricia, se va
un sol ardiente o reposado que te toca
como un viento que lleva sólo un pájaro o mano.

Dime por qué tu corazón como una selva diminuta
espera bajo tierra los imposibles pájaros,
esa canción total que por encima de los ojos
hacen los sueños cuando pasan sin ruido.

Oh tú, canción que a un cuerpo muerto o vivo,
que a un ser hermoso que bajo el suelo duerme,
cantas color de piedra, color de beso o labio,
cantas como si el nácar durmiera o respirara.

Esa cintura, ese débil volumen de un pecho triste,
ese rizo voluble que ignora el viento,
esos ojos por donde sólo boga el silencio,
esos dientes que son de marfil resguardado,
ese aire que no mueve unas hojas no verdes.

¡Oh tú, cielo riente que pasas como nube;
oh pájaro feliz que sobre un hombro ríes;
fuente que, chorro fresco, te enredas con la luna;
césped blando que pisan unos pies adorados!