Yo era un adolescente en aaquel tiempo
Tenía apenas dieciséis años y ya no me acordaba de mi infancia
Estaba a dieciséis mil leguas del lugar de mi nacimiento
Estaba en Moscú, en la ciudad de los mil y tres campanarios y de las siete estaciones
Y no me bastaban las siete estaciones y las mil y tres torres
Porque mi adolescencia era entonces tan ardiente y tan loca
Que mi corazón, alternativamente, ardía como el templo de Efeso o como la Plaza Roja de Moscú
Al ponerse el sol.
Mis ojos iluminaban antiguos caminos.
Y yo era tan mal poeta
Que no sabía ir hasta el fondo
Tenía apenas dieciséis años y ya no me acordaba de mi infancia
Estaba a dieciséis mil leguas del lugar de mi nacimiento
Estaba en Moscú, en la ciudad de los mil y tres campanarios y de las siete estaciones
Y no me bastaban las siete estaciones y las mil y tres torres
Porque mi adolescencia era entonces tan ardiente y tan loca
Que mi corazón, alternativamente, ardía como el templo de Efeso o como la Plaza Roja de Moscú
Al ponerse el sol.
Mis ojos iluminaban antiguos caminos.
Y yo era tan mal poeta
Que no sabía ir hasta el fondo
(...)
Y el sol era una llaga maligna que se abría como una brasa
Y el sol era una llaga maligna que se abría como una brasa
Yo era un adolescente en aquel tiempo
Tenía apenas dieciséis años y ya no me acordaba de mi nacimiento
Estaba en Moscú, donde quería nutrirme de llamas
Y no me bastaban las torres y las estaciones que constelaban mis ojos
En Siberia tronaba el cañón, era la guerra
El hambre el frío la peste el cólera
Y las aguas fangosas del Amor arrastraban millones de carroñas
En todas las estaciones veía partir los últimos trenes
Ya nadie podía salir pues no se vendían más boletos
Y tanto hubieran deseado quedarse los soldados que partían...
Un viejo monje me cantaba la leyenda de Novgorod.
Yo, el mal poeta que no quería ir a ningún lado, podía ir a cualquier parte
Tenía apenas dieciséis años y ya no me acordaba de mi nacimiento
Estaba en Moscú, donde quería nutrirme de llamas
Y no me bastaban las torres y las estaciones que constelaban mis ojos
En Siberia tronaba el cañón, era la guerra
El hambre el frío la peste el cólera
Y las aguas fangosas del Amor arrastraban millones de carroñas
En todas las estaciones veía partir los últimos trenes
Ya nadie podía salir pues no se vendían más boletos
Y tanto hubieran deseado quedarse los soldados que partían...
Un viejo monje me cantaba la leyenda de Novgorod.
Yo, el mal poeta que no quería ir a ningún lado, podía ir a cualquier parte
(...)
Los vidrios se han cubierto de escarcha
¡Se acabó el paisaje!
Y detrás, las llanuras siberianas el cielo a plomo y las grandes sombras de los Taciturnos que suben y descienden
Voy tendido sobre una manta
Abigarrada
Abigarrada
Como mi vida
Y mi vida no me abriga más que esta manta
Escocesa
Y Europa entera entrevista en el paragolpe de un expreso lanzado a todo vapor
Y mi vida no me abriga más que esta manta
Escocesa
Y Europa entera entrevista en el paragolpe de un expreso lanzado a todo vapor
(...)
Parábolas
La vía férrea es una nueva geometría
Siracusa
Arquímedes
Y los soldados que lo degüellan
Y las galeras
Y los barcos
Y las máquinas prodigiosas que él inventó
Y todas las matanzas
La historia antigua
La historia moderna
Los torbellinos
Los naufragios
Incluso el del Titanic que leí en el diario
Tantas imágenes-asociaciones que no puedo desarrollar en mis versos
Porque aún soy muy mal poeta Porque el universo me desborda
Porque descuidé asegurarme contra los accidentes ferroviarios
Y orque no sé ir hasta el fondo
Y tengo miedo
*la traducción es de Enrique Molina. La imagen es un fragmento de la edición original de la obra, concebida como "el primer libro simultáneo" y realizada por Sonia Delaunay.
4 comentarios:
Me gusta mucho mucho.
me alegro! :)
la verdad es que es una maravilla
pero mucho, qué entrada tan chula carmen!
siempre encuentro aqui preciosidades.
gracias.
(me lo guardo para copiar algún fragmento en sopa...)
pepe
gracias pepe! :)
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