martes, 10 de enero de 2012

dos poemas de luis alberto de cuenca



La amazona de Mordor

Esa amazona rubia que cabalga
por las grises colinas y los yermos
de Mordor, esa chica que ha dejado
atrás la primavera y se dirige
al país de la noche permanente,
donde el señor del mal gobierna.

Por qué no vuelve grupas hacia el mundo
donde el lirio florece y las muchachas
buscan fresas y dan besos furtivos
y tejen y cocinan, donde hay bardos
que cantan las hazañas de los héroes
y se venera a la Gran Diosa.

Esa mujer dorada que galopa
de espaldas a la luz y a la belleza,
persiguiendo sin tregua ni reposo
al oscuro jinete que la rompe
de amor y la consume de deseo,
al enemigo de su alma.


El enemigo común

Como Machado, yo también soñaba
de niño con os héroes de la Ilíada
pero mezclándolos en la coctelera
con los padres de la Revolución.
Marat, Robespierre, Lenin y Trotski
vivían en mis sueños de muchacho
junto a Paris, Ayante y Diomedes.
Pese a las discrepancias ideológicas
nunca se peleaban entre ellos,
pues tenían enfrente un enemigo
común: la Realidad.

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