miércoles, 9 de noviembre de 2011

un diálogo de "la peste" de albert camus



-Sabe usted, doctor -le dijo-, he pensado mucho en su organización. Si no estoy ya con ustedes, es porque tengo mis motivos. Por lo demás, yo creo que sirvo para algo: hice la guerra de España-

-¿De qué lado?

-Del lado de los vencidos. Pero después he reflexionado.

-¿Sobre qué? -dijo Tarrou.

-Sobre el valor. Bien sé que el hombre es capaz de acciones grandes, pero si no es capaz de un gran sentimiento no me interesa.

-Parece ser que es capaz de todo.

-No, es incapaz de sufrir o de ser feliz largo tiempo. Por lo tanto, no es capaz de nada que merezca la pena.

Rambert miró a los dos.

-Dígame, Tarrou, ¿usted es capaz de morir por un amor?

-No sé, pero me parece que no, por el momento.

-Ya lo ve. Y es usted capaz de morir por una idea, eso está claro. Bueno: estoy harto de la gente que muere por una idea. Yo no creo en el heroísmo; sé que eso es muy fácil, y he llegado a convencerme de que en el fondo es criminal. Lo que me interesa es que uno viva y muera por lo que ama.

Rieux había escuchado a Rambert con atención. Sin dejar de mirarle le dijo con dulzura:

-El hombre no es una idea, Rambert.

Rambert saltó de la cama con la cara ardiendo de pasión.

-Es una idea y una idea pequeña, a partir del momento en que se desvía del amor, y justamente ya nadie es capaz de amar.

1 comentario:

Sonia San Román dijo...

Qué librazo, sí señora.