es de noche y busco aparcamiento
en el barrio nunca hay sitio
sus casas, como la de mis padres,
no traían plaza de garaje
el cielo está naranja
las celdillas de las colmenas
de protección oficial también
imagino las conversaciones,
los abrazos, las caricias,
cosas dulces
siempre imagino
y eso me salva
no sé qué pasa ahora
tras esas ventanas
pero mi cerebro sólo concibe
el mal como un futurible
(como algo que puede ser
pero que no está o que si estuvo
hábilmente he olvidado)
todo será bonito ahí dentro
me digo
y sólo así
logro conciliar el sueño
6 comentarios:
Yo también a veces "imagino las conversaciones,los abrazos, las caricias, " que se dan otros tras los cristales empañados de algún vehículo parqueado en la calle o en una luz titilante en el otro aldo de la montaña
saludos desde Medellín
los abrazos, las caricias,
cosas dulces
¡y saladas,
aunque más que imaginarse se oyen, oiga!
(no podía dejar un comentario normalito, no...)
La imaginación siempre nos salva. ¿Qué haríamos si no pudiéramos soñar despiertos?
Qué triste tener que imaginarlos la felicidad para poder dormir.
a mí me pone triste la luz anaranjada a las ocho de la tarde.
imaginarnos, digo.
Por mucho que imaginemos al final nos puede el instinto voyeurista.
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