martes, 6 de mayo de 2008

aparcando

es de noche y busco aparcamiento
en el barrio nunca hay sitio
sus casas, como la de mis padres,
no traían plaza de garaje

el cielo está naranja
las celdillas de las colmenas
de protección oficial también

imagino las conversaciones,
los abrazos, las caricias,
cosas dulces

siempre imagino
y eso me salva

no sé qué pasa ahora
tras esas ventanas
pero mi cerebro sólo concibe
el mal como un futurible
(como algo que puede ser
pero que no está o que si estuvo
hábilmente he olvidado)

todo será bonito ahí dentro
me digo

y sólo así
logro conciliar el sueño

6 comentarios:

FRANCISCO PINZÓN BEDOYA dijo...

Yo también a veces "imagino las conversaciones,los abrazos, las caricias, " que se dan otros tras los cristales empañados de algún vehículo parqueado en la calle o en una luz titilante en el otro aldo de la montaña

saludos desde Medellín

Íñigo San Sebastián Barja dijo...

los abrazos, las caricias,
cosas dulces

¡y saladas,
aunque más que imaginarse se oyen, oiga!

(no podía dejar un comentario normalito, no...)

Javier Herce dijo...

La imaginación siempre nos salva. ¿Qué haríamos si no pudiéramos soñar despiertos?

tu puta triste dijo...

Qué triste tener que imaginarlos la felicidad para poder dormir.
a mí me pone triste la luz anaranjada a las ocho de la tarde.

tu puta triste dijo...

imaginarnos, digo.

Adriana Bañares dijo...

Por mucho que imaginemos al final nos puede el instinto voyeurista.