lunes, 19 de octubre de 2009

sábado 13 de junio, catania





sábado 13 de junio, catania
no madrugamos y desayunamos bastante en el buffet (el desayuno del hotel de palermo era un tanto espartano, así que mola reencontrarse con el yogur, los huevos duros, las tostadas, los zumos, la fruta, el queso...), bajamos en bus a pillar el tren
tontamente suponemos (en realidad supongo, porque yo soy la encargada de transportes y logística) que taormina estará muy bien comunicada con catania (error: esperamos casi 2 horas; eso sí, viendo el mar, oyendo música, hablando con una señora inglesa muy simpática)
nuestra primera impresión es que catania es un desastre, por mucho que desde la estación también se vea el mar
vamos andando hasta nuestro hotel (estupendo, por cierto) y la última cuesta casi nos mata, andamos la via 6 de aprile y la via antonino di sangiuliano y a medida que avanzamos por esta última la ciudad se va refinando (de desastrón a cosa fina)
la recepcionista del hotel es una chica muy simpática, muy morena y que habla muy alto y que nos informa de que su relevo habla castellano (es cubano)

desde el balcón de nuestra habitación también se ve el mar, patios y tejados de casas
antes de salir a la calle nos perdemos (subimos a buscar el jacuzzi de la azotea, bajamos por donde no debemos, nos quedamos encerrados en un patio, nos rescata una pareja española)
andamos buscando un sitio para comer entre edificios negros y blancos
el etna ha sepultado catania en varias ocasiones, de hecho tuvo que ser prácticamente reconstruida en su totalidad después de la erupción de 1693, hoy todo el centro histórico es de estilo barroco tardío enlucido con ceniza volcánica y es verdaderamente bonito (en nuestra ruta nos acordamos de que alguien nos dijo que no merecía mucho la pena y alucinamos con su ojo clínico)
comemos ensalada de pescado, carpaccio de pez espada y pizza en un lateral de la catedral, vemos la plaza de la universidad, el mercado de la pescheria, el del carmine, el duomo, el elefante símbolo de la ciudad (que en principio carecía de sexo, como los ángeles, pero tuvieron que añadirle un par de testículos a posteriori porque los hombres cataneses se sintieron insultados en su virilidad), andamos via etnea, vemos el anfiteatro romano, villa bellini...
volvemos al hotel a contratar una excursión al etna para el día siguiente y charlamos con el recepcionista cubano (que es un poco petardo pero majo y nos cuenta parte de su vida y de sus circunstancias y que no le gusta vivir aquí porque no puede vivir tranquilo)

nos mete un poco demiedo en el cuerpo cuando nos dice que evitemos todo un barrio (un barrio de paso, uno de los más antiguos de catania, que está a 3 minutos de nuestro hotel) porque según él ese barrio pertenece a la mafia (me hago a la idea de que será un poco como la sanitá en nápoles pero a lo bestia) y que allí cada chaval tiene su pipa para procurarse pasta que le permita echar gasolina al motorino, un collar de pinchos para su perro de presa, un poco de farlopa... esas cosas (la caricatura del tópico, ya de por sí una caricatura, pero por lo que se ve alarmantemente cierto)
en una web encuentro este fragmento que me sirve un poco para localizar el asunto a linea dei pub del centro storico rappresenta quasi un confine, il cui lembo estremo è l'antica circonvallazione (oggi via Plebiscito, popolata di venditori di carne alla piastra e di stigghiole), oltre il quale si trovano i quartieri degradati di San Cristoforo e Angeli Custodi

por lo que leo a posteriori en lugares varios, los dos últimos, sobre los que nos ponía en aviso nuestro colega de la recepción, son los barrios de la mafia por antonomasia (como son lo zen en palermo, scampia y secondigliano en nápoles, san paolo en bari, corvo en catanzaro, paradiso en brindisi o librino en la misma catania) y conviene andarse con cuidado porque los visitantes no son bienvenidos

es tan sencillo como no ir; es tan brutal como asumir que esa frontera en el mismo centro de la ciudad existe realmente
vamos a comprar unas zapatillas para mí para la excursión del día siguiente
nos vamos a conocer la famosa movida catanesa
localizamos el pub nievski en la escalinata alessi, el más antiguo de catania, con su aire filo-comunista y macarrilla
andamos calles llenas de bares y restaurantes alrededor del teatro massimo, cenamos pizza, quedamos con mario (el milanés que conocimos el día anterior), nos vamos a echar unos bebibles (yo sigo con la cerveza, ellos beben mohitos)
verdaderamente el ambiente está muy bien, muchos bares, mucha gente, mucho ruido, algo muy parecido a lo que es un sábado noche en cualquier ciudad española, pero una rareza en italia
mario no está muy acostumbrado a beber así que se empipa un poco, se ríe, es muy majo, estamos a gusto
duerme al lado de la estación de trenes, así que cogemos antonino di sangiuliano en direcciones opuestas, son cerca de las 3 y media y mañana madrugamos todos: nosotros para ir de excursión al etna, él para coger el avión a milán y cerrar una importante operación inmobiliaria con una clienta rusa
qué cosas
sospecho que nuestra resaca será más llevadera





sábado, 17 de octubre de 2009

viernes 12 de junio, taormina





prefiero (supongo que como casi todo el mundo) a la gente que no puede evitar a veces enfadarse (incluso en público!), sorojarse, decir alguna inconveniencia, a la que tiene ataques de risa descontrolada, a la que se emborracha, a la que siempre piensa que tiene algo de lo que arrepentirse, a la que erra (mi padre siempre confunde "error" con "horror" y me parece un hallazgo maravilloso), a la que se ensucia, a la que no siempre comprendo a la primera

no me gusta el descontrol especialmente pero sí la humanidad

con las ciudades me pasa igual

el viaje en tren desde palermo a taormina es largo

antes de llegar hacemos escala en mesina, antes de montarnos en tren el taxista que nos lleva a la estación (innecesariamente porque el camino es muy corto) se queda con nuestro cambio
el tren nos deja en giardini naxos y tenemos que esperar a que llegue un bus que nos suba hasta taormina

mientras, en la parada, conocemos a mario, un milanés que vivió en argentina y que no tiene más que ganas de practicar su castellano

hablamos un rato con él y nos damos los teléfonos para vivir a la noche siguiente en amor y compañía la famosa "movida catanesa"

me fijo en una pareja joven con la que hemos venido en el tren, con la que vamos en el bus, con la que nos cruzaremos varias veces más a lo largo del día y saco la conclusión de que son griegos

curvas, curvas, los hoteles carísimos recomendados en el tripadvisor, nuestro hotel (acertadamente descrito en la misma página por un huésped como "algo como el peor motel americano pero con una piscina preciosa", que no llegamos a utilizar)
dejamos las cosas y echamos a andar, comemos porquerías en una gasolinera, vemos paraguayos pequeñísimos carísimos, andamos la ciudad entera (impresionante, bonitísima) que es una calle larga con un calor infame, pagamos 6 euros por un puto café y 5 euros por el cedé de ayuda a los abruzzos (perro mundo), localizamos el teatro griego (que está tapado porque empieza el taormina film fest y no sentimos nada parecido al síndrome de sthendal)

ahora, repasando las fotos para colgarlas en el blog, la ciudad me parece mucho más bonita de lo que me pareció allí

siempre suele ser al revés y ver las fotos y enseñarlas y dar la coña a amigos y hermanos, va acompañado indefectiblemente de comentarios del tipo "las fotos no le hacen justicia" o "no llegan a captar lo que deben" o cosas de ese pelo

taormina es una ciudad muy bonita y tremendamente fotogénica, pero nos da pereza y un poco de aburrimiento

el etna y el mar de la bahía de naxos desde el mirador de la piazza 9 de aprile me gustan inevitablemente y también a enrique aunque se empeña un poco en que no le guste nada de esta ciudad de mentirijillas (y el nombre: taormina, también sensual como palermo)
no podemos contratar desde ellí la excursión para subir al etna pero aún así damos muchas vueltas intentando encontrar unas zapatillas para mí

bajamos a la playa de isola bella en el teleférico (la marea está baja así que no es isola bella sino península bella)
la playa es de piedras y duele

enrique se baña y yo no, y me dedico a hacer fotos al erizo césar y a mí misma en un ataque de coquetería (todas horrendas, por cierto, a pesar de mi biquini rojo nuevo, creo que me pasa lo contrario que a la ciudad), a la roca, al mar transparente, a las olas rompiendo contra las piedras

volvemos al hotel y buscamos un sitio para cenar, corso vittorio enmanuel arriba, corso vittorio enmanuel abajo, más fotos desde el mirador (el etna, el mar, el atardecer), las tiendas llenas de coral, de limoncello, de cerámica de colores, los balcones petados de flores, las enredaderas, la gente muy arreglada, una procesión con san antonio en volandas y la banda municipal, una terraza junto al mirador, pescado, ensaladas y vino blanco, desasosiego cero, más que suficiente con un día de visita, la belleza sin misterio tiene poco recorrido
en la habitación de al lado han colgado el cartelito de no molestar y cuando salgo a echarme un cigarro al balcón veo a una pareja bastante entrada en años bebiéndose una botella de champán, nos deseamos good night, no me llego a acabar el cigarro para dejarlos solos, lo de menos es que desde nuestros balcones sólo se vea una pared blanca, el carrito del jardinero, todos sus aperos y dos pinos tristones



jueves, 15 de octubre de 2009

david eloy rodríguez, poemas*

( *aprovechando para felicitarle por haber ganado el III Premio Internacional Francisco Villaespesa con Para nombrar una ciudad... grande, aunque el ebro le parezca poco río... ;) )
(Seis aproximaciones) para nombrar una ciudad
I
Nombrar: atrapar un animal que no existe.
II
Qué es vivir, esa sigue siendo la pregunta, qué es vivir, qué ciudad fundar dentro de cada piel y en las calles y en las casas, volver o no milagro el mundo, ser o no ser pasto del olvido, carroña de los buitres de la muerte. Cada uno muestra sus documentos de dolor, las astillas que le tocan en los huesos. Ciudad de gente sola que aprende a vivir sin aventura. Ciudad que respira bajo el alud violento de la falsificación.
III
¿Qué se siente en la tormenta cuando uno es el sitio en donde va a caer el rayo? Gente a cielo herido. Acampados en mitad de la vía. Gente en el polvo. Braceros en la tempestad. Viven en avenidas desolladas, viven en cantinas sobre la cuerda floja, viven en la mandíbula desencajada de la ciudad. Ellos esperan los añicos del amanecer pero no esperan nada. Ellos esperan que todo estalle pero no esperan nada. Miradas en un espejo roto, caracolas sin mar. Habitantes de arenas movedizas. Hermanos del filo sin más propiedad que las lágrimas, sin más propiedad que lo perdido, sin más propiedad que lo que resta. Un puño feroz les golpea cada día. Yo sé a quiénes pertenecen las manos que golpean. Yo sé, y usted sabe, quiénes empuñan su muerte lenta, quiénes vierten las paladas de tierra que cu­bri­rán sus ataúdes. Yo sé quiénes les entregan cada día. No hay crónicas de su desalojo. Pero yo sé. Usted sabe.
IV
La noche sigue color de rubí, barrio de demonios y esplendores. Hay pruebas: lugares sin techo, habitaciones, azoteas, alamedas del deseo. Hay pruebas: antídotos, insinuaciones, enfermerías. Hay pruebas: un amor, un lápiz, un cuerpo en el espejo. Corren tiempos de redada. Pero también de almacenes, alivios, goces, reuniones sagradas y secretas.
V
Como nos deslumbran los besos desconocidos de una boca bien cono­ci­da, así nos asalta de repente una ciudad nueva, espigas de tiempo en­cen­di­do, el lugar exacto en el que ser.
VI
Hay una ciudad sin mapa, fugitiva e inasible, cierta: la compuesta de deriva e intemperie, la que cada uno escribe en su tiempo, la que se bautiza con el corazón y ya jamás pierde su nombre.

jueves, 8 de octubre de 2009

jueves 11 de junio, agrigento, palermo




jueves 11 de junio, palermo, agrigento madrugamos más que ningún día hemos tratado durante los dos días anteriores de contratar una excursión a segesta y agrigento, porque combinar por nuestra cuenta los dos yacimientos es complicado


nada y yo, a pesar de eso, me alegro de que no hayamos alquilado un coche al final tenemos que conformarnos con ir a agrigento a ver el valle de los templos (que sabe dios que no es poco) y nos toca madrugar un montón y chuparnos 3 horas de tren para ir y otras tantas para volver en la estación compramos manzana desecada en una máquina expendedora y en las teles que hay nos bombardean con trailers de resacón en las vegas y de otra película que no recuerdo y con anuncios de una ong en la primera parada, begheria (ahora en la mostra de venecia se acaba de presentar una peli producida por berlusconi y rodada en esa ciudad), se monta en el tren una clase entera de niños de unos 4 años con sus respectivas mamás y papás, que hacen mucho ruido pero me gusta (descubro en ellos otro lugar común tranquilizador)



vamos hacia el interior y atravesamos campos de cereales, montañas considerables, algunas estaciones fantasma, una que se llama cerda y nos hace mucha gracia porque somos así la ciudad, agrigento, no es apetecible en absoluto, por mucho que aquí viviera empédocles y naciera pirandello (en un suburbio llamado kaos, por cierto) el valle de los templos, sin embargo, es una auténtica maravilla, a pesar del calor de mil demonios, de que lo visitamos de 12 a 16 horas y el sol nos quema, de que nos bebemos 3 botellas de litro y medio entre los 2 en esas 4 horas, de que antes nos hemos comido un par de arancinos un poco reguleros que no nos han dejado buen cuerpo una maravilla: se ve el mar, el cielo es de un azul muy profundo, la piedra color arena, las flores amarillas, las chumberas, los templos..., de no haber sido por el calor (y por las prisas) me hubiera encantado tumbarme debajo de un olivo, sacar un libro, echar ahí un par de horas los yacimientos arqueológicos, igual que los museos, igual que las clases de niños de 4 años con sus papás y sus mamás, tienen un impacto absolutamente tranquilizador sobre mi ánimo después vamos al museo arqueológico, que nos gusta, comemos en un jardín a la sombra, salimos al sol y entramos a una de las necrópolis, pillamos el bus, pillamos el tren, volvemos a palermo palermo es un nombre sugerente, sexy incluso, sensual (supongo que porque ya sólo pronunciar ese "..erm.." obliga a autoacariciarse el paladar, cosa que si se hace muy despacito y marcando mucho la sílaba en cuestión produce un agradable cosquilleo) echamos algunas fotos, volvemos a ver san cataldo, vamos a cenar por ahí, se nos hace medianamente tarde en los bares de via candelai criticando a la juventud de la zona (lo de los cuellos subidos, la pose constante, lo bajito que hablan...) siempre pensamos en a qué nos recuerdan las ciudades en las que estamos, buscamos analogías



aquí, la playa amplia nos recuerda a tánger, los mercados destartalados a los de monastiraki en atenas, los callejones de los barrios viejos de albergueria, de capo, de la kalsa, a centro habana nos gusta palermo, nos genera ternura (el poco palermo que hemos visto estos días) porque parece que está a punto de derrumbarse, como un frágil ecosistema, como un animal herido (herido a pesar de tener la más bonita de las pieles)

echo tremendamente de menos la inconsciencia de mis primeros viajes: pasear por el tarlabaçi de estambul (el barrio al que no hay que ir) tranquilamente, no ver casi nada en lisboa pero disfrutar cosa mala y despistarnos en los anjos y en el barrio da liberdade, perdernos en barrio da sé de oporto (que por otro lado era lo más bonito de la ciudad), no sentir amenaza alguna, tener siempre más ganas que miedo

me doy cuenta de que me sobra información, cada vez más, en todos los sentidos


pero también de que es inevitable que eso suceda, y de que lo que distingue a un turista de alguien que no lo es, aquí y en todos los sitios, es que sonríe más que el resto, a veces incluso ante cosas y personas que no merecen sonrisa alguna






jueves, 1 de octubre de 2009

martes 10 de junio, palermo, monreale, cefalú




miércoles 10 de junio: palermo, monreale, cefalú los dueños del hotel (literalmente familiar) no esperan que bajemos tan temprano a desayunar, así que la señora tiene que salir corriendo a comprar los cornettos de crema para acompañar al capuccino la idea es ver la capilla palatina, pillar el bus para ver la catedral de monreale, volver y pillar el tren para ir a cefalú a echar la tarde en la playa la capilla palatina es impresionante, era la capilla real de los reyes normandos y se construyó en el siglo doce, la decoración de mosaicos dorados es una maravilla y la la catedral de monreale es aún más impresionante, también del siglo doce, también encargada por un rey normando, también llena de mosaicos de oro (2000 kilos se calculan cubriendo paredes y techos), un claustro precioso llenito de incrustaciones de mármol, una capilla barroca delirante... de regreso, de camino a la estación de trenes, andamos las vias porta di castro y del ponticello, "la pequeña habana" en estado puro si no fuera por las mantas de leopardo que cuelgan de algunos de sus balcones (no por el estampado que puede ser muy habanero, sino por el material) las calles de la antigua guidecca (judería) hoy están llenas de kebabs, pequeños talleres, copisterias..., los nombres de las calles (via calderai, vicolo meschita, via del giardinaccio...) están escritos en italiano, árabe y hebreo llegando a la estación de trenes un señor que vende pescado se empeña en regalarme un par de peces porque le he dado un cigarro y hoy es su cumpleaños el camino a cefalú es una sucesión de playas y más playas mientras enrique dormita yo voy buscando palabras en el diccionario (hablo mucho en italiano estos días a pesar de tener poca idea)

la playa de cefalú, concretamente la de la marina vecchia, donde se recogen las barquitas de pescadores al atardecer, es una de las imágenes más fotografiadas de sicilia (de hecho, es la portada de nuestra guía) y una de las localizaciones de cinema paradiso parte de la ciudad antigua y de su muralla se vuelcan literalmente en el mar, de forma que uno puede bañarse y tomar el sol y estar tocando muros que tienen siglos de antigüedad la calma de cefalú, sus calles cuidadas, los colores de sus fachadas (piedra, crema, blanco), su ambiente delicado, contrasta terriblemente con el desastre que es palermo, pero, aún así, no llega a parecer una ciudad de mentira comemos atún a la brasa, pulpo, gambas, calamares, vino blanco y vino de marsala en un restaurante en el lungomare, subimos a la catedral normanda que es una pasada (curioso el contraste de estilos decorativos del techo), callejeamos hasta llegar a la playa que, verdaderamente, invita

nos bañamos mucho y, antes de volver a palermo, probamos la casatta y los canolis (los dulces típicos sicilianos hechos con queso ricotta) que están riquísimos

y nos volvemos y yo sigo buscando como la gañana que soy palabras en el diccionario que no me llego a aprender mientras enrique dormita y cuando llegamos a palermo casi nos atropella un coche (igual que antes otras mil veces) y no sé por qué pero enrique decide volverse y quejarse al conductor precisamente esta y resulta que es el tío más malencarado de toda la isla y con una mirada turbia y cruzada que nos hace unos gestos bastante malrrolleros dos perros callejeros que chivan en la puerta de nuestro hotel me ponen al borde del colapso nervioso pasado el susto y la tontería y las ganas de encerrarme para siempre, ya de noche, localizamos un sitio estupendo justo detrás del teatro politeama (antes vemos por el enrejado a una compañía de ballet preparándose para salir a escena, todos tutús, maquillajes teatrales y mallas rojas) se llama berlín y nos invita de nuevo al maravilloso mundo de las happy hours de estas latitudes (comida y más comida por la patilla con un dj que nos pone la cabeza como un cesto hasta que empieza a pinchar a los bee gees y cosas por el estilo) buscando un restaurante recomendado en la guía andamos por la palermo más señorial (que no es muy señorial aún así), la del ensanche, la de via della libertá, de amplias avenidas, edificios nuevos y bares en los que la gente tira mucho del hippy o boho chic y fuma petas en la puerta odio la moda de subirse las cuellos de los polos de los jóvenes italianos en general en el restaurante, en la plaza luigi sturzo (un lugar no-encantador en absoluto, igual que no-encantadoras en absoluto eran las camareras) cenamos bien, un cuscus de pescado muy abundante y unos tagliatelle con ricotta y berenjenas volvemos despacito hacia el hotel, aunque desde aquí más bien parece que volvemos a otra ciudad distinta un grupo de mascachapas palermitanos miran (lo juro) con un poco de miedo a enrique un señor vestido de cocinero prepara crepes con nutella hacemos un intento de andar la via candelai completa hasta la catedral pero estoy nerviosa, estoy rara, tengo ganas de dormir el desasosiego es real, como un dolor leve pero persistente, como un temblor, como si tuviera frío todo el tiempo





martes 9 de junio, palermo




martes 9 de junio: palermo aterrizar es una maravilla, el aeropuerto está justo al lado del mar y mientras el avión baja se pueden ir distinguiendo perfectamente los distintos tonos del agua, las playitas, los seres humanos al sol, casas con piscinas inmensas en medio de la nada... el aeropuerto es pequeño y es muy sencillo salir y localizar el bus que lleva al centro la periferia de la ciudad es fea y la periferia del centro también nos dejan en la plaza del teatro politeama y echamos a andar hacia nuestro hotel cruzamos casi toda la via maqueda, vemos el teatro massimo, asomamos el morro por todas las callejuelas del camino nuestro hotel está en via del celso, una callejilla en cuesta paralela a via dei candelai, que es una de las calles oficiales de bares palermitanas (cualquiera de las dos lleva en cinco minutos a la catedral) y a menos de dos minutos en nuestra misma calle está la mezquita principal de palermo la entrada es un tanto inquietante (un patio hecho trizas, gatos a manta, perros callejeros chivadores, cuesta arriba, una farola en 200 metros...) (se supone que íbamos a apreciar el encontrar un cierto desasosiego en los callejones de estas ciudades y teniendo en cuenta que el desasosiego lo portaba yo en mí misma, en ese sentido puede decirse que quedamos bastante satisfechos) a dos minutos del hotel están los quattro canti (los llaman "teatro del sol"), piazza pretoria, con sus palacios barrocos alucinantes (uno blanco precioso y abandonado me tuvo mosca todo el viaje) y piazza bellini, con la iglesia de la martorana y las cúpulas rojas de san cataldo ahí comemos pasta a la sarde (el plato nacional: pasta con sardinas y especias) y pasta con verduras


hace mucho calor pero nada nos detiene a enrique y a mí con el estómago lleno y un par de cervezas encima y echamos a andar en dirección a la catedral por via vitorio enmanuele entramos, y al salir, por lo que vemos desde la puerta, parece que estamos saliendo del capitolio de la habana, seguimos hasta pasar la porta nuova y llegamos al palazzo dei normandi y a la iglesia de san giovanni degli eremiti (también con esas cúpulas color coral bulbosas tan bonitas) enfrente, en la via dei benedittini, hay una antigua prisión que hoy es un centro social autogestionado que se llama exkarcere y que programa un montón de conciertos (ninguno mientras nosotros estuvimos en palermo) y actividades varias localizamos la parada de bus para ir al día siguiente a monreale y bajamos por una callejilla hacia el mercado ballaró en el barrio de la albergheria está tan hecho polvo que creemos firmemente que no todo puede ser casual o inevitable el mercado es impresionante (sobre todo los trozos de atún rojo y los tomates de todas las clases, tonos y tamaños) y en medio está la chiesa del carmine, con su cúpula de cerámica salimos a via maqueda y nos acercamos hasta la estación de tren a preguntan los horarios para agrigento, cefalú y taormina atravesamos via roma y bajamos via vitorio enmanuele en dirección a porta felicce y piazza marina, vemos el mar, el parque de villa garibaldi, palacios e iglesias barrocas para desecombrar, el foro itálico, la piazza de la kalsa (el único lugar en el que enrique siente un leve desasosiego), la porta dei greci, santa maria de la catena... nos sentamos en el pedestal de porta felicce, tengo los pies llenos de heridas y no puedo con mi alma riojana, pero eso no es nada que no se arregle con una buena cerveza de 66 centilitros rodeamos la cala y antes nos ladra un rotwailler suelto y yo casi me muero del susto, pero enrique me explica (por centésima vez) que mientras mueva el rabo no hay peligro andamos toda la via roma y volvemos al hotel a ducharnos porque hace un calor que insoportable es poco al salir, bajando la cuestecilla que une la calle de nuestro hotel con via maqueda, nos cruzamos con una estampa más caribeña que europea: una puerta abierta de madera pintada de azul, una chica muy morena sentada a la fresca en una silla de mimbre roja, dentro una tele muy vieja a todo volumen, una cama metálica con una colcha de flores, las paredes desconchadas pintadas de verde, un gato aún no tengo muy claro que me parecen las cosas porque andamos demasiado y demasiado rápido, pero ya sé que conducen muy mal, que tocan el claxon más por diversión que por necesidad, que las cervezas de 66 centilitros son un invento maravilloso, que estamos casi todo el tiempo a punto de morir atropellados, que el gesto de la gente es mayoritariamente adusto, seco, serio, que, por las veces que nos han parado por la calle para preguntarnos cosas debemos de parecer más de allí que de nuestro pueblo, que la ciudad (a pesar de su estado o precisamente por su estado) difícilmente podría ser más bonita localizamos el mercado de la vucciria y cerquita de allí un sitio que se llama aboriginal internet café y nos echamos un par de copas, mientras planeamos las visitas del día siguiente nos sacan unos platos llenos de comida (gratis o incluida en el precio de la copa) bastante buena no recuerdo muy bien dónde cenamos, sospecho que sin pena ni gloria en alguno de los muchos restaurantes que hay en las calles via bara'all olivella, via del orologio o salvatore spinuzza antes de llegar al hotel hacemos una paradita en un bar de la via dei candelai los huéspedes del hotel se quejaban en sus comentarios de los ruidos de la calle pero nosotros no oímos absolutamente nada




crónica (tardía) de las vacaciones ahora que casi se me han olvidado: lunes 8 de junio, barcelona




lunes 8 de junio, barcelona no tengo muchas ganas de vacaciones (y no porque no me las merezca) pero tengo un proyecto (localizado en un espacio concreto pero sin límite de tiempo ni de paradas) y estas vacaciones forman parte de él y eso me anima estas vacaciones iban a ser otras: misma localización espacial (mediterráneo), diferentes puertos (volver a estambul y a venecia, conocer creta y santorini) al final vamos a barcelona, sicilia y nápoles persiguiendo, mayormente, 6 imágenes: la playa de la barceloneta en verano; las cúpulas rojas de san cataldo en palermo; la playa de cefalú (un pie en el agua, la mano apoyada en unas murallas del siglo IX); el templo de la concordia en agrigento; la catedral de amalfi y el palazzo donn'anna en nápoles además el mar, los puertos, los barcos, la humedad en los desconchados de las casas, los callejones estrechos, ciudades decadentes, un cierto desasosiego siempre hay una imagen que justifica el viaje, un momento (o más), que hace que uno se identifique con la elección del destino y que pase por alto cualquier trastorno que implique el movimiento (por si esos momentos no se dieran siempre conviene llevar esas imágenes previas que los sustituyan) en barcelona el día no puede ser más gris, pero al barrio gótico le favorece barcelona es la ciudad más conocida de españa en el extranjero, la ciudad de referencia, la ciudad que todo el mundo quiere visitar personalmente me siento más cómoda en madrid porque "abriga" de otra forma, pero barcelona me parece mucho más bonita estuve haciendo la mitad de un postgrado allí, fue en enero y me resultó una ciudad muy fría, no en lo climático y sí en todo lo demás de entonces me acuerdo de vez en cuando de laia, (la conocí en el postgrado y no he vuelto a saber nada de ella) y también de asun, de cristina, de susana, de juliana..., de que por la noche bajaban jabalíes al campus y lo dejaban lleno de agujeros, de que no me pude volver a casa en 3 días porque no había trenes ni buses por la ola de frío, de que sentí que el mundo realmente tenía muchas posibilidades, de que el metro no era muy profundo, de que el postgrado continuó en madrid y la cosa no pudo ser más distinta, de que enrique estuvo conmigo una semana, de que murió mi tío, de que todas las mañanas desayunaba lo mismo (café, zumo, cereales, plátano y jamón de york), del MNAC (uno de los museos más bonitos que he visto), del palau de la música, del xató, de la escudella, de la butifarra, de que la alianza de las civilizaciones se me ocurrió a mí (quedé varias veces con un profesor del cervantes de estambul y hasta proyectamos una colección de libros conjunta), de que poco después a mi madre le pilló un coche, de intuir el tremendo encanto de la desvalidez, de la barceloneta en invierno de las otras veces que estuve acompañando a enrique al salón del cómic recuerdo un buffet libre chino en la calle argenteria, el MACBA, el parque güell y la sagrada familia, el museo picasso, la estación de francia, ver a joe sacco en vivo, una exposición de originales de will eisner, tomar cañas con mariano (y dormir en su casa), un libanés estupendo en la plaza de la universidad, una vegetariano estupendo al que sabría llegar con los ojos cerrados esta vez andamos todo el centro, el gótico, el borne, el raval, la barceloneta (pienso que si tendría que vivir en barcelona me encantaría vivir en ese barrio aunque a josé luis se le lleven los demonios, en el carrer de la atlántida o en el de la sal) entramos a tomarnos una cerveza en un bar en carrer del hospital y nos damos cuenta de que, sin buscarlo, siempre nos encontramos sentados en el mismo sitio (sospecho que por su aire de tasca media, no modernizada por exceso ni por defecto) entramos a una tienda gigante de discos en la misma calle, al lokal en la calle de la cera, a un badulaque en el carrer de la reina amalia plaza real, helado de camino al centro me acuerdo de últimas tardes con teresa y de ferrater, andando por ahí antes de suicidarse con 50 años aún sin cumplir (Con muy poco nos basta. Solamente/el sentimiento de dos cosas:/la tierra gira y las mujeres duermen./Reconciliados, nos apresuramos/hacia el fin del mundo. No nos es preciso/hacer nada para ayudarle.) me empeño en que pasemos por delante del bagdag porque la última vez que andamos por ahí vimos a carmen de mairena en la puerta quedamos con mi primo manuel para ir a cenar en de oyón, vive en sabadell y nos lleva al barrio de gracia trabaja en una mega-empresa de suministros para piscinas y viaja por todo el mundo y siempre nos regala anécdotas risibles bebemos volldamm, que regala bolsitas de almendras, y cenamos en un libanés que está en el carrer de verdi (y resulta que en la mesa de al lado está el cantante de los the unfinished sympathy) ya en el hotel me acuerdo de l'auberge espagnole (en castellano una casa de locos), la vimos una noche del invierno pasado en la dos

pienso que me hubiera gustado vivir así aquí una temporada