Por la tarde, cuando queda poca luz,
oculto en mi cama,
capturo perfiles de razonamientos
que fluyen sobre el silencio de mis
miembros.
Aquí es que debo tejer
el tapiz del pensamiento
y disponiendo los hilos de mí mismo
dibujar conmigo mis contornos.
No soy el autor de una obra,
sino apenas un obrero.
Primero el papel, luego el cuerpo.
Generar la forma del pensamiento,
cortarla a medida.
Pienso en un sastre
que fuera él mismo su tela.
2 comentarios:
me gusta. tapiz de pensamiento. y punto de cruz, en las tardes, cuando oscurece. me gusta valerio.
me alegro raúl!
a mí me chirrían un pelín los 3 primeros versos; de ahí en adelante, una maravilla (el final me parece una pasada)
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