sábado, 19 de febrero de 2011

el mar para los griegos y la receta de la sopa de piedra en el "breviario mediterráneo" de predrag matvejevic

Los GRIEGOS tenían varios nombres para el mar: hals es "sal", el mar como materia; pelagos es "alta mar", el mar como escenario; pontos es el mar como extensión o camino; thalassa es el concepto general (de origen desconocido, quizá cretense o micénico), el mar como experiencia o suceso; kolpos es el "seno" o "amparo", y de una manera familiar indica la parte del mar que abraza la costa, la cala o la bahía; laitma es la profundidad marina, apreciada por los poetas y los suicidas. En los textos de diversos narradores, todos estos terminos se añaden uno a otro, de manera que así compuestos multiplican su propio significado: materia-presencia, profundidad-extensión, camino-alta mar, escena-suceso, y de este modo hasta el infinito, como las mismas formas del mar se completan y se trasvasan de una a otra. Esto revela la abundancia y la riqueza de experiencias que los antiguos helenos alcanzaron viviendo en el Mediterráneo, navegando por él, celebrándolo y temiéndolo.

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Una mención especial merece, en esta ocasión, la sopa de piedra, que he probado varias veces , y de la que me siento obligado a añadir la receta: de un sitio adecuado, donde el mar esté limpio y no sea muy profundo, coger dos o tres pedruscos, ni demasiado grandes, ni muy pequeños, que estén ya ennegrecidos por su larga permanencia en el agua, si es posible con cavidades en las que a veces habita un cangrejito. Cocerlos durante mucho tiempo en una olla, en agua dulce o, aún mejor, en agua de lluvia, hasta que se desprenda todo lo que los recubre por fuera y por dentro. Al final se le puede añadir una hojita de laurel, una ramita de tomillo, una cucharada de vinagre y otra de aceite de oliva. Si se han elegido las piedras adecuadas, que hayan permanecido mucho tiempo en el mar y se hayan impregnado de éste, no será necesario salarla. Este tipo de sopa, conocida en las islas pobres de los mares Egeo, Jónic y Adriático la preparaban los pueblos pelasgos, ilirios y liburnos. La sopa de piedra es tan antigua como la pobreza en el Mediterráneo.