me gusta pensar que mi cuerpo
será así y todo el inútil gesto
de amontonar todo lo tóxico a mi alcance
formará una pureza nueva
son heridas perpetuas
el rumor del corazón y la sangre
galopando como un jinete afeminado
amanece y el sol lacera la piel
de los trabajadores
es el mundo
tú vas a trabajar y otros roncan
en sus sábanas sudadas
me escapo a la que puedo de la triste realidad
y todas sus miserias a través de la herida
yo también creí que era distinto
(de existir en los días, eclipsados, zaragoza, 2009)
martes, 26 de mayo de 2009
lunes, 25 de mayo de 2009
mañana a las 20 h., presentación de "existir en los días"
mañana martes 26 de mayo, a las 20 horas, en el centro cultural ibercaja de logroño (portales 48) se presenta existir en los días (eclipsados, 2009) el nuevo poemario de enrique cabezón
acompañará a enrique el también poeta josé luis puerto
la tarde promete porque los dos son muy grandes
(la vida puede ser maravillosa, que diría montes...)
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sábado, 23 de mayo de 2009
viernes, 15 de mayo de 2009
en el laberinto 4

volver a los lugares en los que fuimos felices (y visitar puntlandia sólo por la tele: convertir la felicidad en la más fuerte de las emociones) he sido feliz muchas veces en los últimos meses mojando los pies en la playa en diciembre, abrazada en el sofá los domingos más fríos y oscuros del invierno, viéndole la cara a mis amigos, hablando con mi madre, paseando sin rumbo y sin prisa, riéndome, riéndome, riéndome muchísimo también muy infeliz, supongo, y digo supongo porque no soy capaz de revivir esas sensaciones desagradables eso es lo que más valoro de mí, la característica que más facilita mi existencia john horne burns decía en la galería que la felicidad es el compromiso entre seguir siendo uno mismo y no ofender a los demás felicidad es un concepto equívoco, por lo general mal descrito, me gustó la descripción de burns porque la convirtió en una pretensión aparentemente sencilla nada debería ser más natural que seguir siendo uno mismo igualmente, nada más sencillo para el hombre civilizado que no ofender a los demás nada más complicado en realidad divertirse es parecido a ser feliz y también amar, aunque por distintas razones (amar es a la vez muy parecido a ser infeliz) yo descanso cuando me divierto (para divertirse de verdad, uno tiene que sentir que puede ser tal como es) y carlos javier morales dice que un ser humano enamorado no puede hacernos daño:/ estará obsesionado con las líneas de la boca que ama/ y siente que su tronco está en otra cintura/ y sabe que está andando con las piernas ajenas/y palpa la conciencia de estar inacabado,/ de que es un miserable cuando piensa en sí mismo./ Por eso no podrá ofendernos nunca:/ porque a cualquier persona le pedirá refugio/ como si todos fueran el brazo que le falta él está conmigo casi siempre que me divierto tarareamos juntos, por ejemplo, la línea del frente (ten cuidado al pasar a mi lado/porque soy una cuchilla andante...) aunque el filo sólo nos apunte a nosotros mismos
tu mirada, qué derroche de energía dice pablo casariego su mirada, qué pelotazo (de sol y sombra)
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martes, 12 de mayo de 2009
viernes, 8 de mayo de 2009
jueves, 7 de mayo de 2009
club de fans de enblanco!!!
(videoclip casero de dios alcohol, tema incluido en nuestra es la noche, que está a puntito de caramelo...)
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lunes, 4 de mayo de 2009
certeza, un poema de carlos javier morales
Certeza
Un hombre enamorado puede hablar de la vida,
convencer a las gentes y unirlas a su causa.
Un hombre enamorado es un peligro:
puede deshacer muros, cerrojos, y abrir los ataúdes.
En su carne más honda podrá ser despreciable
porque toda su suerte está en el otro cuerpo;
podrá no saber nada, pero hablará de cosas evidentes,
porque estará tocando la pulpa de este mundo:
sus zonas más fecundas y sus miembros dolidos,
y con sus labios besa apasionado
todas las incidencias de la piel adorada,
que su puerto seguro.
Un hombre enamorado nunca es tonto
y cuando se equivoque lo notará enseguida:
sus frases no dependen del orgullo,
sino de la obediencia al ritmo que le marca
el pecho del que come,
y cuando haya devorado más allá de lo justo,
su mordisco le hará rectificarse
y devolver la fruta al árbol de la vida.
Un hombre así no puede hacernos daño:
estará obsesionado con las líneas de la boca que ama
y siente que su tronco está en otra cintura
y sabe que está andando con las piernas ajenas
y palpa la conciencia de estar inacabado,
de que es un miserable cuando piensa en sí mismo.
Por eso no podrá ofendernos nunca:
porque a cualquier persona le pedirá refugio
como si todos fueran el brazo que le falta.
Nosotros somos libres de abrirle nuestras puertas:
si no le abrimos nada, se marchará contento
a abrigarse en el fuego de la carne
que acaricia sin pausa porque es suya.
Un hombre enamorado es la certeza
de que la vida guarda algún secreto
que habremos de agarrar tarde o temprano.
(De Madrid como delirio, 1996)
Un hombre enamorado puede hablar de la vida,
convencer a las gentes y unirlas a su causa.
Un hombre enamorado es un peligro:
puede deshacer muros, cerrojos, y abrir los ataúdes.
En su carne más honda podrá ser despreciable
porque toda su suerte está en el otro cuerpo;
podrá no saber nada, pero hablará de cosas evidentes,
porque estará tocando la pulpa de este mundo:
sus zonas más fecundas y sus miembros dolidos,
y con sus labios besa apasionado
todas las incidencias de la piel adorada,
que su puerto seguro.
Un hombre enamorado nunca es tonto
y cuando se equivoque lo notará enseguida:
sus frases no dependen del orgullo,
sino de la obediencia al ritmo que le marca
el pecho del que come,
y cuando haya devorado más allá de lo justo,
su mordisco le hará rectificarse
y devolver la fruta al árbol de la vida.
Un hombre así no puede hacernos daño:
estará obsesionado con las líneas de la boca que ama
y siente que su tronco está en otra cintura
y sabe que está andando con las piernas ajenas
y palpa la conciencia de estar inacabado,
de que es un miserable cuando piensa en sí mismo.
Por eso no podrá ofendernos nunca:
porque a cualquier persona le pedirá refugio
como si todos fueran el brazo que le falta.
Nosotros somos libres de abrirle nuestras puertas:
si no le abrimos nada, se marchará contento
a abrigarse en el fuego de la carne
que acaricia sin pausa porque es suya.
Un hombre enamorado es la certeza
de que la vida guarda algún secreto
que habremos de agarrar tarde o temprano.
(De Madrid como delirio, 1996)
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