viernes, 12 de diciembre de 2008

momentos malagueños 2


vamos de resaca (anoche despedimos a antonio) y con 3 horas de sueño mal dormidas

constatamos que no conviene fiarse de la regularidad del tráfico aéreo del aeropuerto de logroño

llegamos a destino 3 horas tarde

isabel y alberto nos recogen y nos llevan a ver sacaba (el último tramo de la playa de málaga, donde literalmente "sacaba", se llama así, no es broma) a ver si hay un chiringuito abierto que se llama alfonso y que es el último que queda sin tunear

hay un borracho tumbado en medio del camino, miles de cascos de cerveza y pescadores en la playa

20 grados y nubes

y el chiringuito cerrado

y el mar

flipamos en su casa (una casa de verdad, vivida, llena de cosas)

comemos en pedregalejo brochetas de carne, patatas a la brasa, tomate con ajo, cerveza, tinto con casera

hacemos una ruta súper molona por algunos lugares desolados malagueños: el antiguo camping arrasado (si mi vida fuera otra, me iría a vivir allí), el antiguo balneario...

allí tomamos té a la menta, veo chavales haciendo botellón sentados en las rocas casi mojándose los pies y me dan envidia

desde mi silla, mirando el mar y con la perspectiva de toda la bahía, empieza mi festival de caza de similitudes

siempre me pasa, en seguida sé si alguien es familia de alguien, y con las ciudades me sucede algo similar, siempre encuentro parecidos (qué mente esta que apenas se permite disfrutar de lo desconocido si no es relacionándolo con algo ya conocido)

esta bahía es como la de nápoles, repito cada poco rato, y el monte que se ve en el extremo es el vesubio (soy cansa, pero es que es verdad)

el mar está precioso, es de plomo (gris bolso, digo yo, que llevo un bolso de ese color)

entramos al rectorado a ver la exposición de pintura de la fundación santander, está bien, hay cosas que están muy muy bien, pero me impresionan más los restos de la antigua muralla que también se pueden ver, y un espolón de pizarra contra el que los barcos en la antigüedad encallaban sistemáticamente

callejeamos y vemos al indio de madera del chiste de chiquito

entramos en la librería luces, enrique compra libros de poesía y yo casi me leo dos cómics (maría y yo, de miguel gallardo y viviendo del cuento de juanjo sáez) en ese rato, isabel nos acompaña a los dos

vamos a ver a sr chinarro hablar de sus canciones favoritas

apenas habla de ellas, directamente las toca, yo disfruto bastante

luego discutimos un poco sobre qué significa su actitud (isabel y yo defendemos que parecer prepotente o idiota es la maldición del tímido, enrique piensa otra cosa)

en la foto del programa de mano de la música contada está muy bien, en persona no me dice mucho

cenamos en una terracita en un rincón que parece sacado del barrio de plaka de atenas (málaga nos recuerda una barbaridad a atenas, a enrique y a mí, no es cosa sólo mía esta vez), en cuesta y con la alcazaba iluminada en lo alto

hago fotos, compro tabaco, nos reímos, conocemos gente, le piden a enrique que le ponga la cola en el hombro a una joven oriental (no lo hace), vamos a casa, alberto abre un vino dulce buenísimo, vemos fotos, y un corto chulísimo suyo grabado en el antiguo balneario con novios posando, nos piden que rompamos la cama (o que no, no lo tengo muy claro), les decimos que no hay peligro, nos dormimos en 2 segundos

bajamos a desayunar al CAC (pan tostado con tomate y aceite, café solo)

hace sol y soy feliz

por primera vez en mi vida consciente añoro el verano (enseguida se me pasa)

hay dos exposiciones temporales, una de la obra africana de miquel barceló que nos gusta mucho a los dos, y una retrospectiva de tracy emin, que a mí me gusta bastante y a enrique no tanto

andamos sin rumbo, voy echando fotos a edificios, esquinas, bares, mosaicos, palmeras...

málaga está bien, no es una ciudad de mentira sólo con cosas bonitas

echamos una cerveza en un bar mientras el dueño cuenta cómo una camarera le sisaba pasta de la caja y del bote

isabel y alberto nos recogen y nos llevan a comer al lado del mar a la cala, justo antes de llegar al rincón de la victoria, a un restaurante que se llama diego

hacemos tiempo paseando por un paseo que hay en el acantilado hasta llegar a un altarcillo lleno de flores y con la imagen de la virgen del carmen (patrona de los marineros)

me hacen una foto en esa esquina, la misma en la que posaba antonio luque en la foto del programa de mano de la música contada

a césar el erizo también le hacen una foto ahí

justo debajo hay una calita casi igual que la de hydra que tengo en la portada de mi blog

comemos en la terraza varios tipos de pescadito frito, berenjenas fritas, ensalada de pimientos rojos, adobo de rosada (me encanta), salmonetes, vino blanco, chupitos de vodka al caramelo...

hace sol y bajamos a la playa, inmensa y vacía para nosotros, alberto se tumba en la arena, isabel, enrique y yo metemos los pies en el mar, nos hacemos fotos y hacemos ranitas con piedras en el agua

corroboro mi idea absurda de que en verano todo es gratis y en invierno sin embargo todo es un regalo

cuando ellos se van y nos dejan en el centro vamos al museo picasso y a ver la alcazaba, comemos gambas en el callejón de las gambas y tomamos vinos de málaga en la bodega de la casa de guardia

cuidamos de césar toda la tarde y yo me paso todo el tiempo tocando el bolso para comprobar que sigue ahí y sacándolo para hacerle fotos hasta que se hace de noche

quedamos en casa, vemos vídeos increíbles de balby, heroína musical acojonante, y hablamos

al final salimos un poco pero no tienen hambre para que les invitemos a cenar

nos llevan de bares

en uno no llegamos a entrar y nos tomamos las cervecitas en una mesita en la calle, en otro pinchan a muguruza y ojos de brujo y enrique pide tequilas

nos dejan en su bar favorito, el village green, y escuchamos a los kinks y a los who

nos comemos una pizza y nos vamos para casa

las calles del camino están genial, llenas de edificios bonitos y estropeados

dormimos (otra noche sin romper la cama)

desayunamos en el CAC al día siguiente (lo mismo que el día anterior)

nos recogen, nos llevan al aeropuerto, nos despedimos (hasta pronto siempre), nos vamos

en el camino hablamos de lo mucho que nos ha recordado málaga a atenas (la calle larios a la calle ermou; la alcazaba a una especie de acrópolis mora; el mismo mar; pescado, cervezas, vino blanco; el mismo sol delicioso del invierno)

cuando aterrizamos en logroño hay mucha niebla y hace muchísimo frío





4 comentarios:

antonio alfaro sánchez dijo...

magnifico tu relato, me he cogido una bronquitis tremenda de bienvenida a londres y leyendote me he reanimado un poco, un beso

Ediciones del 4 de Agosto dijo...

Eso te pasa por dormir en pelotas!!!!

antonio alfaro sánchez dijo...

mamodo mamodo, que ya me lo traje de lucronio donde dormia bien vestido

Anónimo dijo...

Qué chulo!

Qué ganas de ir a Málaga y hacer pasito a paso lo mismo que cuentas.
Añadiría unas horas para hacer botellón en la playa (con los chavales de las rocas) y cambiaría el pescaito frito por una croqueta.

BS!