martes, 12 de febrero de 2013

un poema de gloria fuertes





Cristales de tu ausencia acribillan mi voz,
que se esparce en la noche
por el glacial desierto de mi alcoba.
-Yo quisiera ser ángel y soy loba-.
Yo quisiera ser luminosamente tuya
y soy oscuramente mía.


lunes, 11 de febrero de 2013

un poema de giorgos seferis




XXIV

Aquí terminan las labores del mar, las labores del amor.
Aquellos que alguna vez vivirán aquí donde hemos terminado
si acaso la sangre se vuelve negra en su memoria y se rebalsa
que no nos olviden, fatigadas almas entre los asfódelos,
que vuelvan hacias las tinieblas las cabezas de las víctimas:

Nosotros que nada tuvimos les enseñaremos la calma


*la traducción es de Pedro Ignacio Vicuña


miércoles, 6 de febrero de 2013

un poema de john ashbery



En la granja del norte
 
En algún sitio alguien viaja furiosamente hacia ti,
a una velocidad increíble, durante el día y la noche,
bajo la ventisca y el calor del desierto,
cruzando torrentes, atravesando angostos desfiladeros.
¿Pero sabrá dónde encontrarte,
reconocerte cuando te vea,
darte lo que tiene para ti?
Aquí no crece apenas nada,
aunque los graneros estén repletos de sacos
de harina amontonados hasta el techo.
Los arroyos fluyen suaves, cebando los peces;
las aves oscurecen el cielo. ¿Es suficiente
tener preparada la fuente de leche por las noches,
que pensemos en él algunas veces,
algunas veces y siempre, con sentimientos confusos?


*la traducción es de Alejandro Valero

martes, 5 de febrero de 2013

un fragmento de who is me, poeta de las cenizas, de pier paolo pasolini



y aquí
yo, pequeñoburgués que lo dramatiza todo,
tan bien educado por una madre de dulce y tímida alma
[...] de la moral campesina
quisiera hacer un elogio
de la inmundicia, la miseria, la droga y el suicidio:
yo, poeta marxista privilegiado,
que posee intrumentos y armas ideológicas para combatir
y suficiente moralidad para condenar el puro acto de escándalo,
yo, hondamente respetable,
pronuncio este elogio, porque la droga, el asco, la rabia y el suicidio
son, junto con la religión, la única esperanza que queda:
contestación pura y acción,
con la que se mide la enorme sinrazón del mundo [...].


*la traducción es de Marcelo Tombetta



lunes, 28 de enero de 2013

la velocidad de la mirada*




Tan rápido recorren mis ojos
la pradera
que incluso en invierno alcanzan
la primavera.


*[un poema chippewa, América del Norte], es una de las perlas que me voy encontrando en De la poesía, de T. S. Norio, una alegría en este invierno tan invierno (el autor indica que encontró este poema en Raíz de fresno infeliz. Una antología de poesía primitiva, editada por Martín López-Vega para la Diputación de Málaga en el año 2009)

sábado, 26 de enero de 2013

dos aforismos de franz marc

 



10
 
Las más grandes azañas siempre se producen inconscientemente, con pequeños pretextos. El ser humano no es lo suficientemente dios como para querer historia. Pero la hace.
 
82
 
Vi la imagen que se refracta en los ojos de la gallineta cuando se sumerge en el agua: los miles de anillos que engastan todos los detalles de la vida, el azul del cielo susurrante que bebe el mar, el extático emerger en otro lugar. Reconoced, amigos míos, lo que son los cuadros: un emerger en otro lugar.

viernes, 25 de enero de 2013

un poema de vicente aleixandre



Canción a una muchacha muerta

Dime, dime el secreto de tu corazón virgen,
dime el secreto de tu cuerpo bajo tierra,
quiero saber por qué ahora eres un agua,
esas orillas frescas donde unos pies desnudos
se bañan con espuma.

Dime por qué sobre tu pelo suelto,
sobre tu dulce hierba acariciada,
cae, resbala, acaricia, se va
un sol ardiente o reposado que te toca
como un viento que lleva sólo un pájaro o mano.

Dime por qué tu corazón como una selva diminuta
espera bajo tierra los imposibles pájaros,
esa canción total que por encima de los ojos
hacen los sueños cuando pasan sin ruido.

Oh tú, canción que a un cuerpo muerto o vivo,
que a un ser hermoso que bajo el suelo duerme,
cantas color de piedra, color de beso o labio,
cantas como si el nácar durmiera o respirara.

Esa cintura, ese débil volumen de un pecho triste,
ese rizo voluble que ignora el viento,
esos ojos por donde sólo boga el silencio,
esos dientes que son de marfil resguardado,
ese aire que no mueve unas hojas no verdes.

¡Oh tú, cielo riente que pasas como nube;
oh pájaro feliz que sobre un hombro ríes;
fuente que, chorro fresco, te enredas con la luna;
césped blando que pisan unos pies adorados!