sábado, 11 de febrero de 2012

dos fragmentos de todo modo, de leonardo sciascia



Sólo las cosas que se pagan son auténticas, si se pagan con la inteligencia y el dolor. Y yo ahora sólo pagaba a través de los bancos. No había sentimiento, convicción o idea por la cual no me pidieran otra cosa que una firma en un cheque. O en un cuadro, porque lo que da valor a un cuadro es la firma, exactamente igual que sobre un cheque. (Algún día haré una exposición de telas sólo con mi firma, para venderlas a precios más bien altos; y sugeriré al marchante esta frase publicitaria: "Píntalo tú mismo, un gran pintor ya te lo ha firmado") También del dolor ajeno (la enfermedad, la miseria, la desgracia que caía sobre personas que conocía o que, sin conocerlas, acudían a mí; la guerra en la que ardían o la opresión bajo la cual gemían pueblos enteros) me liberaba con una firma, porque bastaba ésta para que inmediatamente se desvanecieran las imágenes. Me había liberado así de muchas cosas; de demasiadas para que no me sintiera, en aquel momento, lejos de la verdad de la vida...

(...)

-Pero a veces, algún fanático...
-Usted se refiere a las historias que circularon cuando englobé la ermita en el hotel... No, agua pasada. Los grandes beneficios hacen desaparecer los grandes principios, y los pequeños beneficios hacen desaparecer los pequeños fanatismos.

viernes, 10 de febrero de 2012

miércoles, 8 de febrero de 2012

un fragmento de trenes rigurosamente vigilados de bohumil hrabal*


Yo le tenía cariño a la mujer del jefe de estación: le gustaba ir por la noche a sentarse a la oficina, hacía un mantel de ganchillo; había tanto silencio cuando hacía ganchillo, de sus dedos salían sin parar flores y pájaros, encima de la mesa de telégrafos tenía una especie de libro hacia el que se inclinaba para buscar instrucciones sobre cómo coger los puntos, como si tocara la cítara y leyera las notas. Pero los viernes ajusticiaba conejos, cogía entonces de la conejera un conejo, se lo ponía entre las piernas y después le ponía en el cuello un cuchillo poco afilado y le iba haciendo un corte al animalito, que emitía un pitido, un pitido que duraba mucho, hasta que al cabo de un rato su vocecita se hacía más débil, pero la mujer del jefe de estación lo miraba como si estuviera haciendo un mantel de ganchillo.

*no he sido capaz de identificar al autor de la imagen que acompaña estas líneas (si alguno lo reconocéis os agradecería que me lo comentaseis). Aún así no me he resistido a utilizarla porque, al igual que el fragmento del libro, es un buen ejemplo de esa curiosa mezcla o contraste que siempre nos fascina, que es tan cotidiana como levantarse y tomar un café y que se suele superponer en el tiempo (me vale también el ejemplo de levantarse y tomar un café) de horror y belleza. Representa la muerte del autor que, hasta donde sabemos (aunque cada vez parece más claro que Hrabal se suicidó), cayó accidentalmente por la ventana mientras daba de comer a los pájaros.

lunes, 6 de febrero de 2012

*


*le mango esta viñeta a forges porque me viene al pelo para daros las gracias a todos por las felicitaciones de estos días (gracias, gracias, gracias: así da gusto cumplir años)

viernes, 3 de febrero de 2012

un poema de eugénio de andrade*



Canción del paseo alegre


En el invierno el viento como dios
está por todas partes: en la cola
verde de los cometas, en el amplio
y turbulento sueño de los muchachos,
en los ciegos fundamentos de la alegría.
Yo le pido que tenga piedad,
que sea amable con los que no duermen
bajo techo, que sonría a quien
vuelve a casa a deshora -con la boca
amarga por el fermento de la tristeza.
A semejanza de dios, el viento baila
indiferente por las playas.


*La traducción es de Jesús Munárriz. El retrato del poeta es de Artur Bual.

miércoles, 1 de febrero de 2012

siete haikus de carlos pujol




XXIII

Al alba caen

en un pozo de luz

todos los sueños.


XXVIII

Los ojos hablan

en medio del silencio,

sonríe el aire.


XXXII

Dirán los hombres:

corazón de ceniza,

fuego de siempre.


XLI

Las nubes juegan

a acudir mientras huyen,

como los días.


XLII

Cierro los ojos,

la memoria es espejo

de lo invisible.


LI

Enseñan más

los sueños que la vida,

por ser más propios.


LIV

Para saber

lo que nunca sabremos,

la Poesía.