El hombre que espera
Una vez más remueve
el poso del café la cucharilla triste.
Diez dedos bailotean en la mesa del bar
un tango a media luz con el olvido.
Está solo, cansado,
sentado entre una multitud ajena
que lo mira sin verlo.
Un anillo de oro gastado por los años
es el único rastro de brillo que le queda.
La pasión una vez le estalló entre las manos.
Y perdió la esperanza en los abismos
de un corazón humano.
No hay desdicha que le haya sido ajena.
No existe humillación que desconozca.
Es por eso que sabe hablar de amor.
Es por eso que espera.
*incluido en Un sueño dentro de otro sueño, número 118 de la Colección Planeta Clandestino, que se presentará este jueves 6 de septiembre en el IRJ a partir de las 20 horas, dentro del VIII (y extenso) Agosto Clandestino.
3 comentarios:
Profundo, lapidario, una verdadera belleza
de verdad te parece bueno?
sí, anónimo, me parece un muy buen poema
gracias a los dos por pasaros por aquí
Publicar un comentario