jueves, 29 de enero de 2009

london´s chronicle 3





sonia se levanta la primera para ducharse y lavarse el pelo, luego yo que hago lo mismo y poco a poco los demás, regulín todos

mi primer pensamiento de la mañana es para antonio y el galletón que se metió anoche en las escaleras de su casa

nos metemos un desayuno inglés en el pub de debajo de casa (the mason arms se llama), nos organizamos el día, hablamos de nuestros problemas estomacales (tenemos por exceso y por defecto), entramos a comprar pastillitas para nuestro catarro colectivo a una mega perfumería-droguería-farmacia en oxford street (flipo con la de accesorios que tienen para tunerarse uñas y pestañas), bajamos al subsuelo

nuestra primera parada es abbey road y sonia está emocionada

es lo que tiene ser fan y está guay, me recuerda a cuando estuvimos en viena y fuimos hasta la casa en la que nació y vivió parte de su vida el escritor stefan zweig (antes de emigrar a petrópolis y suicidarse con el convencimiento de que los nazis dominarían el planeta), a la ilusión que me hizo y a la pinta de cerveza que nos tomamos al lado de su portal y a la trallada que le metí a enrique tratando de explicarle por qué stefan sí y otros no o no tanto (lo aparentemente irracional está lleno de razones la mayoría de las veces)


a la salida del metro (con mil tramos de escaleras mecánicas) hay una tiendecita de souvenirs de los beatles, todos entran mientras yo fumo, nos perdemos un poco antes de llegar al paso de cebra de la portada del disco y sonia goza a muerte cruzándolo una y otra vez

todos lo hacemos, nosotros y mucha más gente y la reacción de los conductores es igual y desigual, unos pitan de buen rollo, otros pitan de mal rollo, todos pitan en cualquier caso

después vamos a candem en el overground, esperamos un rato en una estación al aire libre, hace un frío brutal, nos reímos de un cuadro, me gusta la estación y le hago fotos (nada del otro mundo: ladrillos renegridos, grafittis, esqueletos de árboles pelados, vigas negras y amarillas, cables, postes de madera)

desde el tren vemos parte del mercado, al bajar entramos al primer bar que encontramos, que se llama gansa y es español, tomamos colacaos y capuchinos, nos hacen fotos, chicos y chicas nos separamos y nos damos dos horas de margen (nos vamos a las tres y quedamos a las cinco, las chicas llegamos a las seis menos cuarto)

empezamos por el primer mercadillo, el que está debajo del rótulo (yo lo recordaba más grande, la otra vez que estuve me compré un bolso de tela de colores, pulseras de cuero, pendientes, unas martins azules sin punta de acero y papel de fumar de colores y calaveras; esta vez me compro un bolso rojo súper cutre, una camiseta de m.a. barracus para enrique y un puñado de chapas)

salimos y vamos por las tiendas, es una locura, entramos, buscamos, nos probamos y no compramos nada, seguimos y seguimos y seguimos y las tiendas no se acaban, sonia se compra un vestidito negro y una gorra, ana un bolso para ella y otro para su hermana, las dos compran pendientes de madera

llegamos a los puestos de comida, sonia se pilla una bandejita de fideos chinos con pollo y verduras, ana un gofre

me encapricho de una camisa de cuadros amarillos y blancos, larga y con los cuellos grandes, me encanta pero no me convence cuando me la pruebo, y también de un bolso precioso azul celeste de segunda mano que cuesta ¡100 libras! y que no me compro tampoco

mi catarro está en su punto álgido y estoy jodida en la calle pero aún estoy peor dentro de las tiendas

recogemos a los chicos, nos cuentan su jugada, enrique y odón han comprado camisetas (odón de los clash, enrique de los clash y de black flag), odón se ha comprado una gorra, héctor se ha contenido, nos vamos todos juntos a los puestos de comida (los chicos no habían llegado hasta ahí), comemos un poco, estamos a punto de sentarnos a fumar una shisha pero nos da pereza con el frío, andamos por la zona de las caballerizas, sonia y héctor se compran un pañuelo gigante con un mandala de muchos colores para ponerlo de cabecero en la habitación de su casa de san román, yo me encapricho de una barca de papel maché y de una rana y un ratón vestidos de marineros, pero tengo más capricho de irme que de ninguna otra cosa

volvemos al apartamento a dejar las cosas, hablamos con antonio que está magullado de la noche anterior y sin ánimo fiestero y salimos andando hacia el soho

paramos en un pub muy bonito que hace esquina y pedimos unas pintas (más baratas que en ningún otro sitio), como no hemos bebido en todo el día y hay tanto contraste entre el frío de la calle y el calor del pub, las pintas nos suben enseguida y nos ponemos medio pedos, nos reímos, hablamos de todo un poco, a la segunda pinta, en un momento del proceso de exaltación de la amistad y de sinceridad gratuita y totalmente prescindible, les explico que soy mucho de enfadarme, muy gruñona, que aunque se me pase enseguida soy muy protestona, muy chinche, muy triste muchas veces, muy raruna... y sospecho que no me entienden

salgo a fumar con odón y pasa al lado nuestro un hombre vestido de mujer rara y que lleva mucha prisa (falda a la rodilla con estampado liberty, rebeca de punto, medias gruesas claras, zapato plano, bolso grande de mano, peluca de corte bob del color castaño más feo que pueda imaginarse)

me entran ganas de ir a un restaurante mejicano, hablo en un inglés aceptable supervisado por héctor con el camarero y nos manda a covent garden, no vamos, nos volvemos locos buscando un sitio donde cenar, encontramos uno de comida mediterránea en el que nos tratan fatal, pero como vamos ciegos nos da igual

cuando salimos a las once de la noche empieza nuestra ruta desesperada a la búsqueda de un sitio en el que echar una cerveza más

nada, misión imposible oiga, nos indignamos, ¡cómo es posible que en todo el soho no haya un garito en el que tomar una cerveza!, la mayoría están directamente cerrados, en algunos sitios de los poquísimos que encontramos abiertos nos dicen que sólo podemos beber si comemos, en otros nos miran como si fuéramos marcianos, en el macdonalds no nos dan, ni en el burguer king tampoco, los garitos de kebabs de oxford street que vamos encontrando de camino a casa los llevan musulmanes y no venden alcohol... en algunos sitios parece que nos tienen algo parecido a miedo... recuerdo a las hordas de ingleses borrachos como cubas que me crucé en mis veranos adolescentes en salou y en benidorm, lo que vomitaban y la guerra que daban y me dan ganas de hacer cosas malas (volar el parlamento como en v de vendetta por ejemplo)

no perdemos la esperanza, seguimos corriendo al encuentro de todas las luces que vemos en todos los callejones hasta que nuestro esfuerzo se ve merecidamente recompensado y encontramos un pub abierto, grande, que nos mola

cuando vamos a entrar el portero nos explica amablemente que es un bar gay, pero que si nosotros no tenemos problemas con ellos los gays del bar tampoco los tienen con nuestra presencia así que entramos y nos echamos nuestras pintas, nos partimos de la risa de los chicos (les hago fotos a sus piececitos colgando de los taburetes y balanceándose como si fueran de niños pequeños en vez de de los jóvenes y atractivos machos latinos aparentan ser), nos intrigamos con una extraña puerta por la que entran y salen hombres de todas las edades y razas y aspectos constantemente, nos fijamos en un señor mayor que sólo entra y sale acompañado de chicos jóvenes, nos fijamos también en otro señor mayor que anda evidentemente dolorido

cierran a eso de la una, enrique sale el primero y cuando salimos los demás nos lo encontramos hablando con uno de los señores mayores rarunos que nos había llamado la atención en el pub

cuando enrique logra escapar nos morimos de risa, nos cuenta que el señor en cuestión se llama george, que le gusta españa y no sé qué cosas más, que era muy amable

este encuentro tiene mayormente dos consecuencias inmediatas

que sustituyamos yors (george) por dios en todas nuestras frases los 2 días que nos quedan (cagüen yors, reyors, por yors y así sucesivamente) y que enrique se crezca y nos regale unas desopilantes lecciones de fucking english (versión bizarra para iniciados en el humor cuatroagosteño del curso de inglés magic english) que nos hacen reír hasta el dolor, for example: mai mmmmmm as is a very very biutiful as mmmmm for yors

y así hasta que se duerme




6 comentarios:

Caramelón dijo...

Yupiiiiiiii

Cómo me gustan tus crónicas londinenses...

Insisto, tienes una memoria prodigiosa.

Queda el día de vuelta y yo sólo recuerdo el café en el dirty dicks en el cual me perdí al volver del baño.

Nos vemos mañana.

Muxus!

Sonia San Román dijo...

jajajajajajajjaja!!!!
Genial, genial, genial.
A Héctor le entusiasmó para el episodio piloto de fucking english lo siguiente:
oral sex with dogs, mmmmmmm, is not, mmmmm, a great idea....

Jajajjajaja!!!
Un besazo!!

antonio alfaro sánchez dijo...

aupa familia, un besazo

Ediciones del 4 de Agosto dijo...

fuking inglix, fuking ingliiiiiiix

Anónimo dijo...

Joer, ¡¡como mola!!

Chica, es entretenidisimo leerlo, como si os viera :P

Besos

Bego

Ediciones del 4 de Agosto dijo...

Felicidades!