sábado, 8 de octubre de 2011

días tristes


Ayer fue un día triste (amarillo, sí, aunque en Logroño llovía). Poco antes de comer nos enterábamos de que Félix Romeo nos había dejado. Y lo cierto es que por aquí le queremos mucho y le echaremos de menos. Sé que pasa lo mismo allí y allí y allá y más allá (disculpad que sólo enlace estos textos a pesar de que hubo y habrá muchísimos más igualmente hermosos) y sé que todo ese afecto es merecido porque para mí una de las cosas que lo caracterizaba especialmente era su gran capacidad para transmitir afecto sincero y, también, la sensación de que sin duda era merecedor de recibirlo en la misma medida.


La verdad es que tengo bastantes recuerdos suyos y en ellos él siempre es generoso, cálido, cariñoso y divertido. Y en ellos siempre hay libros y/o comida y bebida, palabras y risas, un montón de risas. Las mejores cosas. Sé que no alcanzo a comprender lo que supondrá la pérdida de alguien como él para sus seres más queridos, para su familia, para su compañera, para sus íntimos amigos, si nos duele así a nosotros, que sólo le veíamos y hablábamos de vez en cuando.

Ojeaba anoche sus libros sin una pretensión clara; releyendo en diagonal, poniendo su voz a esas letras, y en Discothèque encontré esto: En el brazo de un legionario leí ilusión en la vida sin ninguna realidad. Lo tenía tatuado en su brazo en forma de boca. Fuera lo que fuera aquello, no le había servido de nada. Allí en África, o el purgatorio, el país del viento y de la locura. Y no sé por qué, pero esa frase confusa tatuada, que puede ser muchas cosas a la vez, me recordó a él, a ese tremendo amor por la vida que transmitía a pesar de que su inteligencia de ninguna manera le permitía escapar de todo lo absurdo, lo cruel y lo oscuro del mundo. Y eso tiene mucho mérito.

Quisiera mandar un abrazo enorme para todos los que te quieren que sé, no puede ser de otra manera, que son muchísimos. Y también para ti, allá donde estés, y con él mi agradecimiento por todo tu afecto y esos buenos ratos que nos regalaste. Hasta otra, amigo.

1 comentario:

Ediciones del 4 de Agosto dijo...

Y tanto que lo echaremos de menos.