Aquí seguimos. Personalmente reconozco que un poco necesitada de ánimo, aunque esto me parece natural, incluso sano. Casi nada importante de verdad para muchos (a veces incluso para uno) es fácil, blanco, llano. Hoy, ayer, anteayer, han sido días complicados para mí. Días de darse de morros con la realidad y tener que admitir que no mola nada, ahora que parecía que ¡por fin! nos habíamos librado de ella (perdonadme la ironía, me concederé pocas más porque me ha producido cierto hartazgo estos días en otras personas). No con la realidad a secas, con mayúsculas, sino con la realidad de la mayoría. Es como si estuvieran la realidad y el deseo y luego (al menos ahora) la realidad de las minorías (que parecía ser algo así como el deseo hecho realidad) y la realidad de la mayoría (que es en la que, fuera de ciertos espacios burbuja, lugares casi acuáticos en los que una se siente flotar, yo habito en mis "días normales" o subnormales, qué leches, por soñar que no quede). La realidad del trabajo, de los compañeros, de la falta de tiempo, del quiero y no puedo o del no me sé explicar y es más, aunque supiera de nada me serviría porque esto que tanto nos mueve a algunos carece de interés para la mayoría de la gente.
Volver a los "días normales" a los "lugares normales" no ha sido muy agradable para mí. En absoluto. Ha sido aterrizar en la plaza de mi ciudad e inmediatamente ser consciente de lo difícil que será lograr que todo esto funcione. Supongo que esto será más notorio cuanto más pequeño sea el sitio. Más difícil en Logroño que en Valencia. Más difícil en Calahorra que en Logroño. Y así sucesivamente. Porque nos conocemos todos (o casi todos) y es más fácil ser consciente de la gente tan diversa que sostiene este movimiento. Y luego están los recelos personales, además de los ideológicos (como si estos no fueran suficientes), y es muy sencillo perder la perspectiva de qué era lo que nos unía (rectifico el pasado pero no lo borro, de qué es lo que nos une)
Estos días, de vacaciones, daba vueltas por las plazas de otras ciudades (Valencia, Zaragoza) y todo parecía bonito, aunque entiendo que en este caso pueda ser por la misma emoción y no por la falta de conocimiento. Pero ha sido aterrizar en la mía y encontrarme con que alguien en la plaza está gritando paz y amor con el micro (conste que me parecen guays tanto la paz como el amor) y que todo el "público" aplaude sin control; con que a la gente le molesta que la pancarta más visible de la plaza critique al capitalismo (¡¡¡!!!) ; con que si hablas de cosas como organización, participación real en las asambleas, funcionamiento de las mismas, etc., osease, la base de que esto funcione no molas. Y visto esto, de pronto todo parece repentinamente poco serio; una caricatura; un movimiento sin chicha, sin objetivos, sin proyección y, sobre todo, lo que me parece más grave, sin contacto alguno con la realidad.
Y yo entiendo que nuestra responsabilidad va en otra dirección (y estoy bastante de acuerdo con este artículo de Raúl Parra en Rebelión) y me desagrada enormemente que el término "apolítico" planee sobre esta historia. ¿Tanto les vamos a dejar salirse a los políticos con la suya? Que hayan pervertido absolutamente el término pase, pero, o yo no he entendido esto en ningún momento o ¿no estamos luchando por recuperar lo que nos corresponde, por recuperar el verdadero significado del término "política", por dirigir la acción del Estado al beneficio de todos? ¿No se trata de devolverle su dignidad y de devolvérnosla a nosotros mismos? O al menos eso creo recordar que era uno de los puntos fundamentales del manifiesto del 15M. ¿Cómo que "apolítico"? No, no y mil veces no. Esto es un movimiento radicalmente político. Político ante todo. En serio, no permitamos a quienes han abusado y denigrado el término que nos priven de él.
Así las cosas, y haciendo lo que yo entiendo como renuncias en pos de aglutinar a más gente (ayer leía en un foro en el que participo que lo que importaba en este movimiento es que hubiera mucha gente y no tanto las ideas y un escalofrío de terror me invadía), empiezan a haber discrepancias serias y es normal. Y cansancio. Y decepción. Y desilusión. Aunque en este sentido soy bien optimista porque sé que hay muchas personas de verdad involucradas con esto (entre las que me cuento) y que, fases y ciclos anímicos aparte, tienen (tenemos) un compromiso serio y firme con esta historia y muchas ganas de trabajar por ello.
Enrique Dans dice aquí que hay que "moderar" las intervenciones de las asambleas y de los acampados y no le falta razón. Moderarlas fuera de lo que son canales oficiales porque es cierto que hay un problema clarísimo y grave de comunicación (porque una vuelve al trabajo y se encuentra con todos los vaciles del mundo; con que la mayoría de la gente no sabe de qué está hablando y los que supuestamente saben tienen una información absolutamente sesgada y falsa) Está muy bien que todos hablemos y de eso se trata en parte pero también de que, si ejercemos realmente nuestro sentido crítico, todos sepamos cuándo debemos callarnos (sin argumentaciones sólidas no deberíamos hablar en nombre de, si no en el nuestro propio, porque ciertas frivolidades, cierta laxitud, no le hace bien a algo tan serio como esto).
Por otro lado sé que hay mucha gente preparada detrás de esto; un montón de mentes bien armadas y a punto, que piensan distinto, pero que pueden encontrarse en ciertos lugares cuya conquista es importante para todos. Por ejemplo y en uno de los lados (porque no sólo hay dos) Julio Anguita. Por otro Agustín García Calvo. Y me revienta especialmente que a veces, en ciertas discusiones del grupo de debate de mi ciudad (y me consta que en esto no somos muy originales), parezca que todo esto se está reduciendo a una competición a ver quién es más listo o quién tiene más razones para estar enfrentado con "el sistema" o quién tendrá que decir la última palabra. Menos grupos para construir esto hay veces que parece cualquier cosa.
De todas formas hasta en esto encuentro un cierto consuelo. Andaba pensando que es posible que me jodan las discusiones estériles porque yo siempre voy con prisa y no tengo realmente tiempo de intervenir, pero para superar eso y poder llegar a las demás cosas quizá haya que pensar en que no hay discusiones estériles. En que ninguna discusión es estéril. Quizá lo suyo sea pensar en que de momento, no teniendo (demasiada) prisa y ensayando como estamos ensayando algo nuevo, tal vez tenga valor la discusión en sí misma, en la medida en que es algo que antes no hacíamos o que hacíamos siempre con la misma gente. Y es que lo nuevo no es el hablar sino el sentir que a uno le escuchan. Ahora bien, lo que, a mi entender, hay que tener muy muy claro es que con eso no basta. Y al que le baste pues me alegro por sus días de felicidad y gozo. Pero no hay que olvidar que no era por eso por lo que empezamos a movernos. Muy esclarecedor en este sentido (y en otros muchos, es un texto recomendabilísimo), sobre los peligros de un cierto conformismo que se palpa y que ralentiza las cosas y que comienza a ser insufrible para la "gente de acción" es este artículo de Manuel Delgado (su espacio tertulia en la Cadena Ser con el también filósofo Manuel Cruz es una de las mejores cosas que se pueden escuchar en la radio hoy). Hablar es bonito y alegrarse y sentirse parte de la Historia con mayúsculas, sí, pero con eso no nos basta. Pero tampoco basta con ser impacientes o con comprender sólo a nuestros afines dentro del movimiento. Hay que esforzarse (nadie dijo que esto fuera fácil).
En cualquier caso, y sin entrar en más detalles concretos de cosas que veo en los foros de discusión logroñeses y que no me gustan, ni tampoco de otras que sí que me gustan (y mucho), diré que yo estoy a tope en esta historia. Y que lo seguiré estando, porque partiendo de donde partimos, todo lo que se consiga será mucho. Y será bueno. Volviendo a los mínimos-máximos comunes, podríamos empezar a partir de los 4 puntos que propone Escolar. Esta mañana, por cierto, me ha llegado una convocatoria a través de Actuable para que vote para decirles a las acampadas y a las asambleas que por la gloria de su madre que se centren y que retomen los que quienes han iniciado la campaña consideran los 3 puntos básicos comunes a todo el movimiento (aquí los tenéis). Habrá a quien le parezca poco, pero por favor, volvamos a pisar la tierra, conseguir esto sería muchísimo y un paso enorme para ir sumando y cumpliendo reivindicaciones (para hacernos una idea de donde partimos en lo que a niveles de representatividad real se refiere, aquí tenéis un resumen estupendo). No sé. Seguiremos trabajando, comentando, informando... Esto me parece, afectos a parte, por supuesto, una de las cosas más interesantes e importantes que me ha tocado vivir, así que no pienso tirar la toalla. De ninguna manera.
*La ilustración que acompaña a este texto la he cogido de aquí; un banco de imágenes y carteles de libre descarga al que también se puede contribuir con aportaciones propias. Lo que os decía, un montón de talento y un montón de justas razones nos avalan. No dejemos que esto se desvanezca (si elegimos sumar será mucho más difícil que esto se vaya como vino)
2 comentarios:
Con esa sensación me fuí yo de la plaza de logroño la segunda mañana,después de pasar la tarde y la noche entera oyendo cosas como:
"Lo primero es quitar al Rey, sino no será una Democracia pura"
"Hay que eliminar a los políticos,son el cancer de esta sociedad"
Vaya,que empecé muy muy ilusionado con la participación y movilización, y salí de la plaza con la sensación de que se había convertido en un grupo para hacer talleres y hablar del mundo en general, cada uno de lo que le interesaba.
También es cierto que yo hablo del 2º y 3º días, igual ahora la cosa ha mejorado.
Ánimo Carmen.
Las cosas están como están y nunca fue fácil cambiarlas aunque solo fuera un poquito. También y como dijo otra persona habrá que tener en cuenta que nuestra capacidad de cambiar las cosas en el sentido que deseemos es por lo menos limitada o escasa por duro que suene creo que es la realidad.
La diversidad está presente y en ciertos sentidos es necesaria.
Estoy de acuerdo contigo en lo de la pancarta.
Depende de la asamblea en la que participes la experiencia será más o menos satisfactoria. Asimismo depende de la comisión en la que te encuentres participando te pasará algo similar. Tengo que decir que en la mayoría de las asambleas y grupos de trabajo en las que me he reunido el clima de trabajo era muy positivo, aunque eso sí, las cosas avanzan muy lentamente e incluso a veces se estancan, como era lógico prever.
Los objetivos son diversos, como las voces, pero en un inicio había tres puntos y luego diez u once. Tras más de una semana se ha vuelto a esos mismos puntos de casi el inicio, lo cual resulta muy significativo, por en medio un bucle de reflexiones y la constatación de lo que ya sabíamos, es muy difícil alcanzar un consenso porque es casi imposible lograr unanimidad o un consenso absoluto en un tema concreto dada la diversidad de opiniones, puntos de vista, etc.
No creo que no exista contacto con la realidad, pero tras hablar con varias personas he de reconocer que algunas de las cosas que se podían y tal vez se debían haber hecho no se han llegado a hacer por múltiples razones, por ejemplo reunirse con los políticos más próximos de una forma organizada, etc. Pero en eso no hay consenso. El hartazgo y descreimiento frente a los políticos no ayudan a que esa reunión se lleve a cabo. Por otra parte creo recordar que este movimiento no se ha definido como apolítico, sino como apartidista.
En cuanto a las discrepancias son lógicas. Comparto tus sensaciones e ideas en lo relativo a las renuncias hechas en aras de aglutinar a más gente. Me parece más un error que un acierto. No definirse no ayuda a pervivir desde mi punto de vista. Muchos compartimos ese cansancio y tus otras sensaciones.
Comparto lo de los silencios y lo de hablar nuestro propio nombre hasta que se tengan muy claros unos objetivos y/o puntos que estén consensuados.
Comparto tus ideas acerca de las reuniones y también acerca de hablar con nuevas personas, escuchar y ser escuchado.
Estoy de acuerdo en los tres puntos básicos.
Óscar Garrido García.
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