domingo, 20 de diciembre de 2009

en el laberinto 7


siempre me pondré/al lado del hombre

aunque el hombre me niegue
(soy obstinada en mis afectos)

como el musgo
hasta en las piedras más frías
puedo echar raíz

no sé ser de otro modo

szymborska dice debo mucho/ a quienes no amo

yo diría debo mucho/ a quienes no me aman

sólo quienes no me aman me hacen libre
(soy persistente como el musgo
y siempre respondo al amor con amor)

ya soy como mi madre

mucho dejarse la piel pero yo no quise aprender a llegar
escribe yolanda castaño

y como mi madre prefiero la gravedad del invierno

sobre todo ahora que nieva, nieva, nieva
ahora que nieva sin parar aunque es inconveniente
(nada sabe la nieve de conveniencias)

nos gusta esperar la primavera
aunque no sabemos vivir en ella

nos duelen las heridas del invierno
pero la primavera no se acuerda de nosotras
(ni de nosotras ni de nadie)

cuánto le debemos a la levedad, mamá, a su desdén que nos ha hecho fuertes

nos divierte este caminar encogidas, tiritando, con los pies doloridos
nos angustia descubrir cada año que la primavera no es para tanto

somos un poco tristes mi madre y yo
aunque nos reímos más que nadie

nos exponemos tanto que nunca nos libramos de nuestro castigo

en este amar sin filtro
en esta forma de vivir, siempre a la espera,
hemos hecho de nuestro corazón el blanco perfecto

bien dice eduardo milán que tristeza es descubrirse el corazón