lunes, 13 de abril de 2009

perder, por fernando luis chivite


mi amiga isabel bono (que por cierto está al caer, más información en próximas entregas), me hace llegar este artículo del escritor navarro aparecido aquí (http://www.elcorreodigital.com/vizcaya/20090403/opinion/perder-20090403.html)


me gusta, me identifico, lo comparto



Perder

Todo puede perderse. De hecho, es inevitable. Nuestro destino es perder, de eso no hay duda. Se pierde la belleza. Se pierde el amor. Se pierde el dinero, claro. Hasta la verdad acaba perdiéndose. Hasta el poder. Nadie nos enseña eso. Y deberían, digo yo. Deberían porque es precisamente ahí, en la pérdida, en la derrota, donde radica el verdadero intríngulis de nuestra esquiva naturaleza. Si el jefe de gobierno se volviera loco y me nombrara ministro de Educación por un día, yo incluiría una nueva asignatura en el plan de estudios de la enseñanza obligatoria. La llamaría 'Teoría y ética del fracaso'. O 'Fundamentos psicológicos para una tolerancia de la frustración', o algo así. Para que quedara claro desde edades tempranas que lo nuestro es perder. Que ganar es un albur efímero. Que lo mayoritario es perder. Que por cada orgulloso ganador hay miles de honestos y entrañables perdedores. Que eso no tiene nada de malo. Y que puede aprenderse a perder con cierta elegancia e incluso silbando una alegre canción. Una de las cosas que más me ha llamado la atención desde que era niño ha sido observar lo fácil que suele resultar inducir en la gente la moral de victoria. Por eso siempre me ha dado la sensación de que hay algo erróneo en nuestra psicología. Algo que indefectiblemente nos predispone a ser con demasiada facilidad víctimas de un entusiasmo insensato. Y qué peligroso es el entusiasmo. «Un estúpido relámpago, mejor embotellado», decía Monsieur Teste. Además, pensándolo bien, la victoria es triste de por sí. No es real, es pura ficción. Una agitación que dura poco. Y que te aísla. En el fondo, toda victoria conlleva una pérdida. Por eso, nunca me ha convencido demasiado la apabullante y generalizada apología del éxito. También se lo reprocho a los políticos. Fíjense en ellos. El mensaje que emiten es cuestionable. Parecen decir: 'Haría lo que fuera para ganar', 'No soporto perder'. ¿No es un poco indecente? En fin. Si la política supone, de algún modo, una especie de educación social, los políticos son unos pésimos pedagogos. Se nos educa para ser ganadores a costa de lo que sea. Se nos hace creer que es fácil conseguir lo que uno quiere. Se nos proyecta constantemente la necesidad de aspirar al éxito social y todo lo demás. La fantasía del éxito. Cuando lo normal es perder. Y lo que deberían hacer es enseñarnos a perder con honestidad. Y a despreciar el éxito con una sonrisa, ¿por qué no?


7 comentarios:

Óscar Garrido García dijo...

De nuevo un "elogio del fracaso", necesario y compartido.

Sonia San Román dijo...

Puedes llamarme ilusa pero en esta ocasión estoy en desacuerdo con el texto.
Yo creo que se ganan cosas cada vez que se pierde algo.
El problema está en el concepto que se tenga del éxito y en lo realistas que sean nuestras expectativas.
Está claro que en la vida se pierde la belleza pero se gana en equilibrio y en sabiduría; se puede perder un amor, pero no se termina la capacidad de amar.
La gente se frustra porque se empeña en obtener éxitos que no les hacen felices. Sólo quieren poder o reconocimiento de cara a la galería que los dejan sin paracaídas a la hora del descenso.
Yo sigo apostando por los éxitos en las pequeñas cosas, por los triunfos internos.
Esos me sirven de red los días en los que pierdo el equilibrio.
Nunca apostaría por los éxitos efímeros pero tampoco lo haría por la derrota.
Es un concepto que me resulta un poco triste.
Perdón por el rollo, Carmen, un besito.

carmen beltrán falces dijo...

qué va, de ilusa nada, todo lo contrario

tú ya has aprendido a perder como propone chivite

exactamente en eso consiste

de todas formas, no sólo se frustra uno por querer triunfar en el peor sentido de la palabra (que intuyo es al que se refiere este hombre)

yo me frustro mucho por otro tipo de cosas, que son realistas, que son "de dentro" pero que tampoco salen o son como yo quisiera

no creo que aquí se haga una apología de la derrota (también en el peor sentido de la palabra) si no que se le da la vuelta a la idea porque por desgracia esa derrota por lo general no es algo que uno busque si no que le viene impuesto

entiendo más bien este texto como una apología de asunción de la realidad, que casi nunca suele ser como esperamos

Sonia San Román dijo...

Ya lo decía John Lennon:

"La vida es lo que te sucede mientras estás ocupado haciendo otros planes".

La clave tal vez esté en saber adaptarse a lo que va viniendo sin dejar de ser uno mismo, así las frustraciones son menos.

Otro beso grande.

Anónimo dijo...

Hola chicas,


Si me dejan me meto con todo descaro en vuestro diálogo. Yo creo que muchas veces tememos el perder, que no es lo mismo que la pérdida. En cualquier caso, lo que supone perder y ganar está en la esfera del riesgo y para mí, está ahí la clave, una vez más, en el camino, en el intento. Luego ganaremos o perderemos cosas, probablemente en cierta manera suceden las dos cosas en un una especie de extraño equilibrio. En cualquier caso, el texto me gusta, pero estoy con Sonia, que creo que en toda derrota (dios hoy estoy optimista) se puede encontrar muchas cosas interesantes, no digo agradables ni tan siquiera que luego puedan servirnos, pero no cabe duda que nada se acaba en la derrota ni en el triunfo. De hecho, creo a medias lo que dice Chivete, eso de que nos empujen a una carrera en lo que sólo sirve ganar, no, creo que desgraciadamente (o no) estamos programados para sobrevivir, y esto, esto conlleva, sin duda alguna, a perder y ganar intermitentemente. Otra cosa, y creo que es a donde quiere llegar Chivite (hombre del que he leído alguna que otra entrevista y me parece un tío muy lúcido), es que una cosa la vida misma (llena de claro-oscuros) y otra esta dinámica frenética en la que se empeñan en embutirnos constantemente por medio del marketing y una brutal y frenética ley del triunfo postizo.

No sé quien dijo, pero me gustó mucho el día que lo escuche (tal vez me lo he inventado, quién sabe), pero venía a cuento de los boxeadores, de la fragilidad de sus triunfos, de cómo desde el momento que un boxeador levantaba el cinturón de campeón, ya estaba flotando en el ring el peso de su siguiente derrota. En fin, yo también siento haberme alargado.

Abrazos

Pablo C.

Sonia San Román dijo...

Siempre es un placer leerte, Pablo.
Un abrazo

carmen beltrán falces dijo...

hola pablo!!! tú siempre eres bienvenido en nuestras casas

por supuesto que nada se acaba en la derrota o el triunfo, en absoluto, de hecho las cosas no necesariamente acaban cuando acaban (toda consecuencia puede perpetuarse tanto como uno quiera)

no creo que el texto hable de eso, no creo (es mi opinión) que defienda la derrota porque sí, en sí misma, si no más bien la necesidad de aprender a sobrellevar y tolerar la frustración que va indisolublemente unida al hecho de vivir

podría suscribir cada línea de ese texto y también todas las que vosotros (óscar, soni, pablo) habéis escrito al respecto

y muy especialmente las tuyas últimas pablo (como el boxeador, nunca me he sentido cómoda cuando tenía la sensación de que estaban ganando en algo, jamás de los jamases, pero eso ya son mis neuras y supongo que son ellas en parte las que me hacen identificarme con este texto)

no sé en absoluto lo que es un ganador, supongo que eso no es un ser o un aparentar si no un sentir, y eso difícilmente se puede conocer sólo viendo de fuera a la persona

me viene a la mente, perdonad el inciso, dave mustaine, que fundó megadeth cuando le echaron de metallica en 1983, reconociendo en el documental sobre metallica some kind of monster, que se sentía un perdedor por no haber conseguido superar en éxito y ventas a su grupo anterior

y es el líder de megadeth, una de las bandas de trash metal más famosas de la historia, que ha vendido más de 20 millones de discos en todo el mundo y que tiene millones de fans en todo el planeta pero... el chaval apuntó demasiado alto

el caso, que no sé exactamente lo que es un ganador, pero sí lo que es un perdedor y, sobre todo, lo que es un mal perdedor, alguien que no sabe perder y que hace daño (quién no ha sufrido las consecuencias de un ser humano de este pelo)

y me gusta que alguien escriba sobre lo necesario que es saber perder con dignidad y sobre lo relativo que es ese triunfo al que tanto todo nos apremia

perdonad mi parrafada y mi tardanza

un abrazo compañeros